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Tercera etapa del DAFO Personal®

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Espero que durante este mes hayas podido completar tu parte ‘D’ de tu DAFO Personal®. Seguimos esta semana en la zona negativa (D y A), pero esta vez vamos a analizar aspectos externos que me alejan del objetivo. Esto es, amenazas. Las amenazas son cualquier factor externo que puede impedir la implantación de una estrategia, reducir su efectividad, incrementar los riesgos  o bien reducir los ingresos esperados o su rentabilidad. Para ello, necesitas tener en mente uno o varios objetivos, puesto que debemos apuntar a ellos para poder identificarlas. Aquí tienes el primer bloque de pistas:



  • ¿A qué obstáculos me enfrento?


Identifica que se interpone entre tu y tu objetivo



  • ¿Qué pasa en mi empresa/colegas?


Identificar las amenazas es como observar desde tu ventana lo que ocurre en el exterior. Para responder a esta pregunta debes poner atención a lo que está sucediendo al interior de tu empresa y también entre tus colegas. Todo lo que percibas a tu alrededor (despidos, disminución de cargas de trabajo,…), pueden ser amenazas para ti.



  • ¿Qué sucede en la vida de mis amigos/familiares?


Aunque relacionado ahora a tu entorno más cercano, hacerte este cuestionamiento persigue el mismo fin de la pregunta anterior.



  • ¿Qué están haciendo mis competidores?


Analizar a tus competidores y observar contra qué amenazas se están preparando te dará una pista para saber qué debes hacer. En el caso de que estén diversificando, capacitando, aprendiendo idiomas,… quizás es el momento para que tú también lo hagas.



  • ¿A qué tengo miedo?


Útil análisis para identificar todo aquello que te está amenazando.



  • ¿Qué me puede hacer perderlo todo?


Esta pregunta te ayudará a poner en perspectiva tu situación exactamente de la misma manera que me pasó a mí una vez que llegué quejándome a casa porque un cliente me debía 1.000 euros. Mi mujer, después de escuchar mi monólogo pacientemente durante un buen rato, me comentó que a ella tampoco le había ido bien el día pues uno de sus pacientes se había tragado un destornillador. Estas piezas que usan los dentistas no dejan de ser de un tamaño considerable y existían dos posibilidades frente a tal situación; la primera era que la herramienta siguiera el camino de la vía digestiva y finalmente fuese expulsada y la segunda era la vía respiratoria y la posible muerte por asfixia del paciente. Por fortuna el destornillador se introdujo por el canal digestivo del paciente y el incidente tuvo un buen final, sin embargo, a mi me sirvió para relativizar la dimensión del que se había convertido en mi problema del día. ¿Qué son 1.000 euros frente a un problema como el que había sufrido mi mujer? Decidí incorporar este suceso a mi lista de herramientas titulándola la Teoría de la Relatividad. Desde ese día, ante cualquier problema, me siendo como cuando en el cole me proponía cambiar un cromo y sólo lo hacía si el mío era peor. Si pienso que tengo algo malo, aplico la Teoría de la Relatividad y muchas veces no cambio el cromo …