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Consejos para elegir a tu equipo de trabajo

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Las grandes historias de emprendimiento tienen un común denominador: si bien existe un dueño de la idea original, sólo con ayuda de otros (socios, compañeros de profesión, voluntarios, etc.) se puede dar forma a esa idea. Del mismo modo que nada nace de la nada, tampoco es cierto que alguien emprenda del todo en solitario. De hecho, por más atractiva e innovadora que pueda llegar a ser una idea, el sentido común advierte de que no es recomendable emprender sin una serie de apoyos. El falso mito del emprendedor «que sabe de todo» ha caído. Cualquier negocio, independiente de su naturaleza o del sector comercial del que haga parte, requiere de un conjunto de talentos o aportes añadidos, sobre todo si su objetivo es el crecimiento, la consolidación y el máximo beneficio. Crecer solo es casi imposible; los negocios son una forma de cooperación, integración y diálogo.


De ahí la importancia de elegir equipos de trabajo adecuados y eficaces. Todo equipo es, por definición, la suma de intereses particulares en torno a un interés general. Pero muchas veces no resulta sencillo. En realidad, se trata de un ejercicio que exige visión, criterio y conocimiento y gestión del talento.




Mi equipo de trabajo. ¿Con qué criterios lo elijo? La experiencia también nos proporciona casos de negocios que, tras una pobre gestión de sus equipos de trabajo, se han venido al suelo. No son pocos. Y en muchos casos el origen radica en la elección de sus miembros. Quizá ya lo has oído, pero no estaría mal volver a decirlo: saber elegir a las personas que te acompañan en tu deriva emprendedora determina el éxito de tu negocio. Los grupos de trabajo pueden potenciar, reforzar y sacar el máximo provecho a una idea; sin embargo, también pueden provocar su ruptura. Aquí te damos algunos consejos para hacer una buena elección de tu personal de apoyo:



  • Variedad de pensamiento. En la medida de lo posible, intenta armar grupos en los que no haya un solo punto de vista. Esto enriquece los proyectos y te ayuda a ampliar la mirada de cara a soluciones o decisiones internas.

  • Roles definidos. No elijas como quien hace un trámite o cumple un requisito. Cada miembro de tu grupo que selecciones debe tener una función determinada dentro del proyecto. Esto evitará futuros problemas para ti y para ellos.

  • Profesionales con talento. Busca personas que hagan bien las cosas y que, si es el caso, le aporten un valor añadido a los procesos. Gestiona el talento y canalízalo.

  • Responsables. Sin embargo, antes que nada fíjate si las personas elegidas tienen sentido de la responsabilidad. Los proyectos se basan en el cumplimiento de tareas y es fundamental saber si puedes delegarlas en ellos.

  • Engagement. Del mismo modo, deben ser profesionales leales a ti y al proyecto. Sin un pacto previo de confianza, seguramente todo acabará mal.

  • Motivación. Fíjate en aquellas personas que luzcan motivadas y sientan pasión por lo que hacen. Es su mejor carta de presentación.

  • Creatividad. Las personas creativas son, sin duda, otro valor añadido dentro de los grupos de trabajo. Su mente siempre está puesta en hacer cosas nuevas, en abrir campo a soluciones o ideas que contribuyan a aumentar el rendimiento.