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Aporta valor a tu empresa con la metodología Lean

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Cuando se habla de metodologías de trabajo en una empresa, se hace referencia a todos aquellos modelos de organización cubo objetivo es mejorar la productividad y las tareas designadas a desarrollar un proyecto. No son, como se creía hasta hace poco, sistemas a través de los cuales las compañías aprendían a desempeñar sus labores. Cada empresa tiene claro cuál es el trabajo que debe llevarse a cabo; el asunto es cómo organizar dicho trabajo. En los últimos años, nuevas metodologías intentan optimizar el trabajo en equipo dentro de las empresas, ofreciendo, generalmente, nuevas formas de organizar las tareas en relación con los resultados y las expectativas de los clientes. El sistema Kanban, el Agile y el Lean son algunos de los más conocidos. En esta ocasión vamos a centrar la mirada en el tercero de ellos: el método Lean, que en la actualidad es empleado por las empresas más competitivas en diversos sectores industriales.

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Método Lean: la eliminación de desperdicios

«Lean», término proveniente del inglés que significa «ajustado» o «a muy bajo costo», refleja a la perfección la filosofía de esta técnica de trabajo, que surgió a finales de los años 70 en Japón. La característica principal de este modelo es la reducción al mínimo de los costos sin que la calidad ni la satisfacción del cliente se vean perjudicadas. Para ello, vuelca la mirada sobre ocho aspectos básicos del proceso:

  1. Sobreproducción.
  2. Tiempo de espera.
  3. Transporte.
  4. Exceso de procesados.
  5. Inventario.
  6. Movimientos.
  7. Defectos.
  8. Potencial humano subutilizado.

El postulado principal de Lean es que, una vez se han detectado los focos de despilfarro en el proceso de elaboración de un producto, los costes finales se reducirán. Sin embargo, para que esto sea posible, es necesario aplicar algunos conceptos a lo largo del proceso. Repasemos los más importantes:

  • Mapa de valor. La representación gráfica de las fases del proyecto ayuda a detectar los momentos que requieren más atención y aquellos que, por el contrario, no aportan ningún valor. Lo más común es que estos últimos sean eliminados para evitar sobrecostos.
  • Flujo permanente. Una vez elaborada la gráfica del proyecto, se deben eliminar todos los obstáculos entre las fases que puedan perjudicar la producción. La idea es que fluya de manera natural.
  • Mejora entre etapas. Una prueba eficaz de que la metodología Lean funciona es la mejora continua del proyecto. Cada fase debe ser mejor que la anterior y, a la vez, suministrar elementos para la mejora de la siguiente. Si no es así, se debe revisar a fondo el proceso para detectar aquellos elementos que presentan fallos.
  • Introducir cambios. El grupo de trabajo debe ser flexible a los cambios que puedan incluirse a lo largo del proceso. Las modificaciones pueden provenir de dos fuentes: del equipo mismo, cuando el análisis de las tareas parciales así lo requiera; o del propio cliente, quien tiene permanente contacto con el proceso y es lógico que introduzca variantes.
  • Ciclos más cortos. Para obtener la producción ideal, es decir, la suma entre calidad y cantidad, Lean propone ciclos cortos de trabajo que focalicen la atención en tareas determinadas. Estas tareas deben ser aquellas que el cliente considere de mayor valor.

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