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Desconectando

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hacer vacaciones

 

Los avances en las tecnologías de la información y las comunicaciones hacen que cada vez sea más difícil desconectar del trabajo durante las vacaciones, y más si se es manager. Responder llamadas, comprobar el email e incluso hacer reuniones por videoconferencia es una costumbre que muchos tienen inculcada. Que se pueda trabajar desde todos los lados es algo que el mercado ha asimilado como normal e incorporado a las expectativas cuotidianas, y nos pone en una encrucijada. ¿Se debe hacer? ¿Es sano? ¿Aporta de verdad valor a la empresa o, al contrario, lo que aparentemente es un signo de lealtad y compromiso se convierte en un lastre a largo plazo?

 

 

El tiempo de desconexión que permiten las vacaciones se debe tomar como una inversión y en ningún caso pensar en él como algo a regatear y escatimar. En este sentido, como cualquier inversión, es importante tener en cuenta qué se hará, como se hará y como provocaremos la desconexión que vemos necesaria e imprescindible para poder aprovechar el tiempo. Hay algunos puntos importantes a tener en cuenta que Tony Schwartz apunta en un artículo de Harvard Business Review:

 

 


  • Aprovechar todos los días disponibles. No tener tiempo que perder no es una excusa factible. Como hemos visto los beneficios de aprovechar de forma completa las vacaciones superan con creces las contraindicaciones

  • Forzarse a hacer vacaciones (incluso quedarse en casa) por lo menos cada tres meses

  • No conformarse con tres o cuatro días. Los períodos cortos están muy bien, pero no son suficientes. Si se tiene un trabajo intenso se necesitan al menos dos semanas consecutivas fuera del trabajo para recuperarse.

  • Desengancharse de verdad. Si no se hace no servirá de nada. Sentir que se tiene que responder el correo electrónico, el teléfono, se debe hacer de forma planificada.


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La planificación de la que habla Schwarz es clave. Es interesante hacer una lista de las formas específicas con las que se desea utilizar el teléfono, tablet u ordenador mientras se está de vacaciones y limitar el uso de tecnología a lo que está en esa lista. Esta disciplina autoimpuesta es importante para poder cumplir lo que se plantea.

 

 

Puede ser que no apetezca seguir las normas que se marcan durante vacaciones, pero debemos tener en cuenta que, de la misma forma que un alcohólico querrá beber, un workaholic (adicto al trabajo) lo que buscará será estar todo el día conectado. Y se debe evitar con disciplina.

 

 

El consultor y coach Scott Edinger recomienda durante una semana de vacaciones estar por lo menos 72 horas consecutivas sin trabajo, sin el correo electrónico y, si se puede, sin pantallas. Para vacaciones más largas habla de ajustar el tiempo dependiendo de los días. En estos casos admite pasar de 30 a 60 minutos al día para cuestiones verdaderamente urgentes. Esto, dice, permite estar desconectado durante el resto del día y aun así ser capaz de controlar.

 

 

El lugar puede tener mucho que ver en como vivamos la desconexión. Planear unas vacaciones en un destino donde hay acceso limitado al correo electrónico y prácticamente a cualquier otra manera de ser alcanzado sería lo idóneo. De esta forma la voluntariedad no contaría y sería una obligación. También se puede apostar por planes con muchas actividades y agendas llenas (cursos, bicicleta) y en los que parar no sea una opción.

 

 

Espero haber convencido para que practiques la desconexión. Los resultados no son inmediatos, pero seguro que aparecerán a lo largo del periodo que empezarás después de vacaciones. Eso sí, ¡sólo si realmente lo han sido!