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El acceso a Internet en el trabajo ¿baja la productividad?

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Resulta interesante observar los esfuerzos que las organizaciones están realizando para ocupar su lugar en el mundo digital de los negocios, por un lado, y las dificultades que estas mismas organizaciones están teniendo para trabajar sobre la cultura interna para adaptarla a este nuevo paradigma.

Porque hoy se espera que cualquier empleado tenga manejo de Internet y las herramientas online para realizar parte de sus tareas. Pero sucede que darle “libre acceso a Internet” a toda la organización, implica darles acceso “al afuera”, a un mundo lleno de tentaciones en horario laboral: YouTube, Facebook, correo electrónico personal, etc.

El debate sobre el acceso a internet y la relación con la productividad ha sido motivo de estudio desde hace años. En la mayoría de las investigaciones se demostró que “aquellos empleados con libertad de uso de internet para navegar, tenían índices de productividad más altos” por la simple razón de que “navegar por la web” ayudaba a descansar la mente y permitía que la persona tuviera mayor concentración en las tareas posteriores.

Se sabe que el nivel de atención-concentración de cualquier persona decae después de 40/50 minutos. Por esto la educación estructura los módulos de clase,  con esta duración. Esto aplica igualmente al ámbito laboral. Por tanto, cualquier empresa sabe que no tendrá un empleado “productivo” durante 8 horas netas. La gente necesita hacer pausas y tener algo de distracción para volver a concentrarse.

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Pero mientras que las empresas de todo tamaño han generado espacios para el café y la hora de almuerzo-para que el cerebro descanse -, la mayoría cree que liberar la navegación por internet va a impactar fuertemente en la productividad.

Lo cierto es que el índice de productividad está vinculado a factores que nada tienen que ver con la sala de café o el acceso de los empleados a sus redes sociales.

Microsoft, presentó datos en 2013 sobre una encuesta realizada a largo de dos años a 9.908 trabajadores en 32 países, donde se demostró que el uso se las herramientas sociales en horario laboral estaba ayudando positivamente a la productividad: el 40% aseguró que el uso de las redes sociales fomentó el trabajo en equipo con otros miembros de la organización, con proveedores, clientes y colegas.

Por tanto, como en todo cambio de paradigma, el problema de la productividad en la era digital, descansa en los líderes y sus estilos de liderazgo. Mientras algunos  directivos y gerentes sigan ajenos al uso activo de las herramientas sociales (no alcanza con tener un perfil en Linkedin) difícilmente podrán entender la importancia que Internet tiene en la vida de las personas para su desarrollo profesional, para su trabajo y para su distracción personal.

Los nuevos líderes están siendo los agentes del cambio porque lejos de ver en Internet un enemigo de su gestión, lo tienen incorporado como un aliado para la productividad y la eficiencia.

El desafío de las empresas no está en cómo evitar que más gente acceda a internet durante el horario de trabajo, sino en conocer el potencial de estas herramientas 2.0 para construir organizaciones más eficientes.

Si las redes sociales corporativas son tendencia mundial para el aprendizaje y  la gestión del conocimiento o la conectividad con clientes y proveedores; las redes abiertas para el reclutamiento de talento, el networking, el posicionamiento organizacional y las relaciones con las audiencias, cabe preguntarse  quién necesita formación dentro de la compañía, para entender y acompañar el desarrollo de los equipos de trabajo del siglo veintiuno que piensa, se informa, investiga, gestiona, opera y también descansa, en el entorno web.