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El ERP que mató la innovación

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El día en que su empresa instala un ERP como software corporativo la está condenando a matar la innovación en sus procesos. Aunque muchos proveedores de software exponen que trabajar con un ERP supone una innovación, lo que también supone es que estos sistemas informáticos introducen en sus procesos una rigidez que dependerá del grado de flexibilidad que tenga la forma en que se han desarrollado.

Además, una de las opciones que la mayoría presentan es la parametrización de las “mejores prácticas del sector” que pretenden que las empresas tengan sus procesos estandarizados copiando lo que hace su competencia; y habitualmente estas mejores prácticas se recogen de lo que hacen grandes empresas o multinacionales. Cuando se incorporan estas “mejores prácticas” lo que se obtiene es que las empresas que los implementan puedan desarrollar nuevos procesos con respecto a los que hasta ese momento estaban desarrollando, pero lo que no hacen es innovar en esos procesos con respecto de su competencia. Por lo que no adquieren ventajas competitivas diferenciales.

Se consiguen tener procesos estandarizados con los que se tiende a desarrollar la mejora continua incorporando, si no conllevan grandes cambios, innovaciones incrementales con el objetivo de aumentar su productividad o disminuir sus costes. Por tanto, una vez que esos procesos están establecidos es muy difícil realizar innovaciones radicales porque el sistema tal como está parametrizado no lo permite con lo que entonces la organización se vuelve rígida en sus procesos. Si a cualquiera se le ocurre cuestionar cómo se hacen las cosas y propone cambiarlo, la opción supone que hay que cambiar el sistema y el coste que para la empresa supone cambiar de ERP en la mayoría de los casos queda descartado. La consecuencia es que tanto los modelos de negocio como los procesos que llevan asociados tienden a la obsolescencia.

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Pero esta situación presenta un riesgo potencialmente muy peligroso que es el que supone que lleguen nuevos competidores al sector que hayan desarrollado nuevos procesos que no se hallen encorsetados por los sistemas informáticos que la mayoría estaban utilizando. Frente a estos nuevos competidores la capacidad de reacción es baja porque dado que el sistema que se tiene no está previsto que pueda incorporar procesos realmente nuevos ya que habitualmente no son las mejores prácticas, porque aún no han adquirido ese estatus. Aunque es muy probable que en el medio plazo esos nuevos procesos que han desarrollado esas empresas que les han aportado una ventaja competitiva sustancial se conviertan en “mejores prácticas” y entonces sean adoptadas por el resto de empresas del sector. Con lo que nuevamente nos encontramos en otra vuelta de tuerca.

Otro aspecto de la implantación de ERP que llevan parametrizadas las “mejores prácticas” es que estas mejores prácticas se han desarrollado en empresas que tienen una cultura determinada y también puede ser que estén ubicadas en determinados países que tienen su propia idiosincrasia. Y aunque a la hora de programar los ERP se intenta que estos aspectos no se incorporen esto es difícil porque esa cultura está en la base de la forma en cómo se desarrollan los diferentes procesos, por lo que esos procesos se basarán en una cultura determinada. Y cuando esos ERP se quieren globalizar para aumentar la base de clientes lleva a que se implementen procesos alejados de la cultura propia de la empresa o del país donde está ubicada, con lo que al principio se generan tensiones y luego con el tiempo dejan de considerarse nuevas formas de actuar necesarias porque ha cambiado la forma en que se comportan los clientes, pero la frase habitual cuando se pone sobre la mesa es “nuestro ERP no lo permite”.

El hecho que la cultura de la empresa condicione la forma en que se desarrollan los procesos es lo mismo que ocurre con respecto a la estructura con la que se configuran las diferentes lenguas del mundo que da lugar a una forma de pensar diferenciada.

La conclusión es que no dejemos que nuestro ERP impida que podamos innovar en nuestros procesos o que seamos conscientes que cuando estamos implantando un determinado ERP estamos condicionando la futura evolución de nuestro modelo de negocio.