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Emprendimiento rural, ¿moda o tendencia?

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¿Qué es el emprendimiento rural? En los últimos tiempos y especialmente luego de la pandemia por el COVID 19, se está escuchando mucho hablar del emprendimiento rural. ¿A qué se debe? ¿Se trata de una moda? ¿De una tendencia? 

Hay quienes dicen que ni una ni otra y sostienen que se trata de una necesidad. 

Los síes y los noes del emprendimiento rural

¿Con qué se encuentran quienes deciden encarar un emprendimiento rural? ¿Qué tienen a favor y a qué se enfrentan?

Los hechos que ha tenido que vivir recientemente el planeta entero han tenido repercusiones sobre todos nosotros. En este sentido, se observa una indiscutida tendencia a valorar la calidad de vida y a equilibrar la relación trabajo - vida personal. Este frágil equilibrio llevaba mucho tiempo desbalanceado en favor del mundo del trabajo. 

Hoy en día, eso está cambiando de signo y es por eso que, entre otras cosas, emprender en el mundo rural se vuelve una opción para más personas cada vez. 

Beneficios del emprendimiento rural

Las ciudades sufren masificación y provocan importantes picos de estrés. Además, los alquileres e hipotecas son abusivos, y somos testigos de la deshumanización, el smog y la polución. 

Fenómenos como la gentrificación, entre otros contras, son cada vez más habituales y están empujando a los profesionales hacia los entornos rurales. Esto se debe fundamentalmente a que gran parte de los trabajadores pueden trabajar ya en remoto y, por tanto,  muchos de ellos  ya están mudando hacia allí sus emprendimientos

Como contracara, los pueblos ofrecen posibilidades para alquilar, aire puro, otro ritmo, otra vinculación con los pares, con la tierra, con la economía. En este sentido, los emprendimientos rurales cumplen un doble objetivo: buscar nuevos mercados y revitalizar el campo.

Emprender en el mundo rural asienta a la población (cuando no la incrementa), motoriza la economía, desarrolla proyectos y suma talento. Además, favorece el turismo, potencia la identidad, fija valor en la zona en la que se establece y en todos sus alrededores, dando la posibilidad a su vez de tender puentes y generar redes entre distintas comunidades vecinas.

Inconvenientes del emprendimiento rural

Pero no todo son ventajas. Los desafíos de iniciar un emprendimiento rural suelen tener que ver, principalmente, con la logística, la digitalización y las comunicaciones que tienden a ser mucho más complicadas, por precarias, que en las ciudades. 

Un estudio reciente ― pero aun así pre pandémico― indicaba que las principales barreras para los emprendimientos rurales tenían que ver con una burocracia excesiva y compleja, una gran falta de recursos, sobre todo vinculados al conocimiento sobre comercialización y gestión y una distancia importante entre la oferta rural y el perfil urbano. 

Hoy en día estas dificultades existen pero van disminuyendo, y ya han dejado de ser problemas cruciales (aunque aún deben mejorar) tanto las comunicaciones como los accesos. En cuanto a  la logística, se resuelve en red de pares entre pueblos de una misma región. 

También se ve en disminución el problema de los servicios básicos y la falta de formación de los habitantes. Esto es debido a la migración de sectores de jóvenes desde las ciudades hacia sus pueblos de origen y profesionales maduros con mucha experiencia (ejecutivos senior) que durante la pandemia se mudaron fuera de las ciudades. 

Aun así hay costos y procesos logísticos que deberían mejorarse. Además, la digitalización sigue siendo una cuenta pendiente en muchos pueblos que aún no entienden que las reservas, en servicios de hotelería, gastronomía, ecoturismo, etc, requieren de reservas online.

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¿Cuál es el perfil del emprendedor rural?

Un informe reciente arrojó que el 54% de las emprendedoras rurales son mujeres. Se trata de trabajadoras autónomas y dedicadas a actividades que permiten diversificar la economía rural. Suelen complementar las actividades agrícolas y ganaderas: agroturismo, oficios artesanales, ecoturismo, experiencias turísticas, sector alimentario, etc.

La tasa de población de 18-64 años involucrada en un proceso emprendedor es de 29,8% versus el 26,1% presente en urbes, lo cual definitivamente aporta al recambio generacional de los entornos rurales. Entre el 23 y el 25% de los emprendedores tiene menos de 30 años.

En general, los emprendedores rurales apuestan por la economía de proximidad, tejen redes entre ellos y con otros proyectos locales y vecinos. También potencian la identidad y autenticidad de sus regiones, lo cual, a su vez, opera como diferencial y como ventaja competitiva.

Sea moda, tendencia o, como decíamos al principio, necesidad, lo cierto es que se está emprendiendo de un modo diferente y es importante destacarlo. Tiempo atrás el principal motivo u objetivo para emprender tenía que ver con obtener de esa actividad rentabilidad, un rédito económico. 

Ahora, se está emprendiendo con la finalidad de aportar valor, dentro del cual se encuentra principalmente aportar valor al territorio, a un estilo de vida, a la propia identidad, a la naturaleza. Preservar el medioambiente, trabajar un desarrollo rural sustentable. Tener un propósito ― mucho más allá del económico― es la nueva manera de entender los negocios y los motores que los impulsan.