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En busca de la felicidad

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En el post anterior relacionamos éxito y felicidad. Hoy me apetece adentrarme un poco más en lo segundo, puesto que del éxito ya hemos hablado mucho. Y de nuevo encontramos tres componentes, como tres son las ‘A’ de las que tanto hemos hablado.

Según Edward Diener, un famoso sociólogo americano y profesor conocido como el “doctor Felicidad”, no existe una sustancia que nos provea de felicidad sino una serie de ingredientes.

En primer lugar están las relaciones tanto familiares como amistosas pues está comprobado que cuanto más amplio y profundo es nuestro círculo de amistades, más beneficiosos son los efectos sobre nuestro organismo. Así como científicamente ya es totalmente aceptado que el estrés conlleva enfermedades, en la actualidad se está estudiando la posibilidad de que las relaciones humanas tengan un efecto protector sobre nuestro organismo. Un ejemplo de ello es el matrimonio pues hay estudios que revelan que un hombre casado puede llegar a vivir 7 años más que uno soltero y una mujer casada una media de 4 años más.

El segundo ingrediente es tener significado en la vida, es decir, poseer una serie de valores que superen nuestros intereses más cortoplacistas. Esto queda muy bien plasmado en El Hombre en busca de sentido de Viktor Frankl, un s en el que narra su experiencia como víctima del holocausto. El psiquiatra austriaco pasó 3 años prisionero en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau y, si bien sería ridículo afirmar su felicidad, el autor muestra cómo el darle sentido a su vida le dio las fuerzas para seguir adelante. Cosas tan simples como reunirse al final del día con el resto de prisioneros o escribir cada noche un diario le ayudaron a mantener la confianza en el futuro manteniendo la esperanza.

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Por último, el tercer ingrediente de la felicidad según Diener es poseer objetivos, ya que hay un acuerdo amplio en el mundo de la psicología en que una de las vías hacia la felicidad es a través de la consecución de ellos. Así, la Universidad Erasmus de Rotterdam realizó un estudio en Stirling (Canadá) en el que demostró la relación entre la felicidad y una mente planeadora. Recuerda, “la vida es muy corta para tener prisa”, como dijo el escritor americano Henry David Thoreau. No te dejes llevar por la vorágine incontrolable que nos gobierna con eternas jornadas de trabajo y sin tiempo para pararte a pensar, haz la actividad adecuada, en el momento adecuado y con la duración adecuada. Tus mejores aliados para lograr la felicidad no serán la competitividad y el sacrificio sino tus objetivos y un buen plan de acción. Conviértete en estratega de tu vida y planifica como lo hacía Abraham Lincoln cuando dirigía la Casa Blanca. “Si me das 8 horas para cortar un árbol pasaré 6 afilando el hacha”, decía el decimosexto presidente de Estados Unidos que movilizó con éxito a la opinión pública logrando importantes avances para la sociedad norteamericana.

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El autoconocimiento es otro de los grandes pilares de la felicidad. ¿Te suena? El conocido psicólogo Abraham Maslow fue el primero en introducir el concepto de una jerarquía de necesidades en su libro Motivación y Personalidad (1943). Al igual que otro psicólogo llamado Carl Rogers, Maslow acentuó la importancia de la autorrealización, como proceso de crecimiento y desarrollo personal. El autor reconoce la existencia de una serie de necesidades que nacen de la carencia como son las fisiológicas, de seguridad, sociales y de estima y de las que provienen del deseo de crecer como persona de cada individuo. La comunidad científica criticó este planteamiento acusando al psicólogo de postular que el hombre era capaz de crear su propia naturaleza. Muy por el contrario, el científico afirmaba que la creación no es arbitraria pero defendía la necesidad de descubrirnos y trabajar para que todo lo que somos se concrete en lo que queramos. Mirar dentro de uno mismo en busca de respuestas implica asumir responsabilidad, un importante paso hacia la autorrealización. En este sentido, el DAFO Personal® que te propuse hace unos posts resulta una eficaz herramienta para lograr el autoconocimiento que Maslow sugiere como pilar de una vida plena. En conclusión, debes conducir tu vida desde el asiento del conductor y dirigir la película que quieres vivir. Así que para conseguirlo frena, escúchate, conócete, haz tu DAFO Personal®, lista tus objetivos y planifica bien tu vida.

Para acabar el post te propongo llevar a cabo una breve auditoría de felicidad. Apunta en este recuadro las 3 actividades más importantes de tu vida y las 3 menos importantes. A su derecha anota el tiempo que dedicas a cada una de ellas, léelo con atención y verifica si hay algo que debas cambiar.

Más allá de la reflexión que este ejercicio te suscite lo que quiero con él es que abras los ojos a que el tiempo es limitado. Debes simplificar tu vida y no malgastar este preciado bien en actividades que no te comportan felicidad. Date cuenta de que iniciar un nuevo día es tener en frente un regalo de 24 horas por delante. Yo para no olvidarlo he elaborado mi propia táctica. Hace un tiempo realicé un simulador de esperanza de vida online en el que a través de preguntas acerca de tu forma de vida y hábitos calcula el tiempo estimado que te queda. Una vez el programa me hubo arrojado la cifra instalé en mi ordenador un contador de tiempo atrás. De esta manera, cada día al momento de ponerme a trabajar y encender mi ordenador lo primero que veo son unos números en la pantalla que me recuerdan que la vida es finita y tomo conciencia de la necesidad imperiosa de disfrutarla al máximo. ¡No vale la pena malgastar ni un segundo de ella!

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