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¿Estás seguro de que tu innovación es segura?

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¿Sabemos si es segura la innovación que estamos comprando? El tema de la seguridad de la innovación va a tener una mayor relevancia cuanto más interconectados estén los sistemas con las personas, pero también en todo lo que se refiere a lo que hacemos con los productos o servicios que adquirimos o utilizamos.


Muchos no somos conscientes de que seguridad tiene lo que hemos comprado, e incluso podemos comprar un producto que creemos que nos permite estar seguros y en cambio resulta que tiene una puerta oculta que desconocemos y por la que pueden entrar y salir sin que lo sepamos. Esto es lo que se produce con unos candados especiales para maletas que resulta que pueden abrirse con unas llaves especiales que teóricamente solo tienen las autoridades de Seguridad en el Transporte para hacer inspecciones de los equipajes. Pero los esquemas de estas llaves han sido publicados en internet por un grupo de hackers con lo que cualquiera puede hacerse unas copias con una impresora 3D y abrir los candados que lleven esas cerraduras. Esta situación plantea diversos temas relevantes en la “ética de la innovación”: uno es el que supone el hecho de poner al alcance de cualquiera estos planos y no difundir que los candados ya no son seguros supone un serio riesgo para aquellos que confían en tener un elemento de seguridad en sus equipajes; otro seria el que supone el hecho de construir una puerta oculta que no conoce el comprador y pensar que nadie será capaz de descubrirla y lo que sería peor que es utilizarla en su propio beneficio.


El tema de la seguridad será clave en el desarrollo de todo lo que se refiere a las Smart Cities y, especialmente, a la movilidad urbana y a los vehículos. Esto tiene un ejemplo reciente en la noticia que Audi va a incluir en sus vehículos un elemento que avisará del estado de los semáforos, es decir, que avisará de que está a punto de ponerse en verde o pasar a rojo. Esto que puede suponer un elemento que agilice la circulación o mejore la conducción requiere que las comunicaciones entre semáforos y vehículos sean seguras evitando que cualquiera pueda introducir datos falsos en ambos sistemas con las graves consecuencias que supondría. Esto está relacionado con los desarrollos de los vehículos autónomos que debido al elevado grado de innovación que suponen están siendo seguidos con lupa por parte de sus detractores. Y cuando se producen noticias de accidentes relacionados con estos vehículos son difundidas con profusión.


Estos ejemplos que he expuesto me permiten hacer una serie de reflexiones que habría que tener en cuenta cuando queremos desarrollar una innovación:



  • No existe la seguridad perfecta”. Cualquier producto o sistema que construyamos aunque durante el desarrollo incorporemos todos los elementos de seguridad que creamos necesarios nunca nos garantizaran la seguridad absoluta. Esto se debe a que nunca podemos prever como van a utilizar los usuarios esa innovación; siempre existirá alguien que haga algo que no habíamos previsto.

     

  • Si colocamos puertas ocultas alguien las encontrará y las abrirá”. Cuando por cualquier motivo coloquemos en nuestro producto una puerta oculta si pensamos que no la encontraran nos equivocaremos y, lo que es peor, podemos provocar una crisis de confianza en el producto y en nuestra empresa por parte de los clientes.

     

  • Las nuevas tecnologías siempre tienen defensores, pero sobre todo tienen detractores”. Esto es algo que ya escribió Maquiavelo en “El Príncipe” y como la mayoría de los comentarios de los clásicos no ha dejado de tener vigencia. Las innovaciones radicales o disruptivas suponen un cambio de paradigmas que conlleva que se cambia la ubicación de la “zona de confort” de todos los implicados con lo que se genera una enorme resistencia al cambio que provoca la reticencia generalizada.

     

  • Nuestros competidores están a la espera de nuestros errores para usarlos a su favor”. Cuando desarrollamos algo realmente novedoso que supone romper con el reparto del mercado existente cualquier problema que presente va a ser utilizado para desprestigiarlo; por lo que hemos de tener previsto un plan de contingencia y un plan de comunicación para situaciones adversas. Si no reaccionamos de forma clara informando a los clientes actuales ofreciendo soluciones, y a los potenciales con una respuesta clara, esto tendrá consecuencias en el futuro de nuestra innovación.

     

  • Hay que vigilar que se dice en las redes de nuestra innovación”. En el campo del software existen empresas especializadas en buscar vulnerabilidades pero también hay personas (incluso niños) que como explicaba antes hacen lo impensable y encuentran errores. Por ello es adecuado tener un sistema de vigilancia que nos avise si alguien habla de nuestras innovaciones y, especialmente, estar bien relacionados con aquellos que se dedican a descubrir errores porque si nos avisan antes de que sea de conocimiento público podemos solucionarlo o prepararnos para las consecuencias.

     


Estas son unas reflexiones que considero oportunas en la “gestión de la innovación” de nuestras empresas pero que requieren no solo de una lectura atenta sino de la implantación de una sistemática que las contemple porque así conseguiremos una “cultura de innovación sistemática”.