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Evaluar activos negociados en función de su naturaleza

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A la hora de emprender la gestión financiera de una empresa, es obvio que te hayas preguntado cómo evaluar los activos negociados para lograr un buen rendimiento de las cuentas y gozar de liquidez en cualquier momento.

La pregunta no es sencilla y por ello vamos a tratar de darte algunas pistas en el post que estás a punto de leer. ¡Saca tu libreta de apuntes y no pierdas detalle!

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Evaluar activos negociados: definición y contexto

Lo primero es tener claro qué son exactamente los activos negociados. Se trata de instrumentos del mercado que forman parte de los activos corrientes de las empresas, siendo la facilidad de convertirse en dinero efectivo su principal particularidad.

Es decir, son todos aquellos valores que por naturaleza propia tienen mayor o menor grado de comercialización en el mercado monetario.

Deben reunir, además, dos características esenciales: la primera, actuar en un mercado amplio que ofrezca la posibilidad de reducir el tiempo para convertirlos en liquidez; por otro lado, la posibilidad de la pérdida de su valor con respecto a lo invertido.

Los valores negociables dependen principalmente de la motivación para adquirirlos, los cuales pueden ser de diversa índole: de seguridad de la empresa, de facilidad para las transacciones, de mera especulación, entre otros.

Tres ejemplos sobre cómo evaluar los activos negociados

Estas motivaciones que impulsan a las empresas a adquirir valores negociados son las que justamente deben tenerse en cuenta para un análisis más riguroso de los mismos. Veamos cómo evaluar activos negociados en tres casos concretos:

  • Transacciones:

Teniendo en cuenta que se trata de activos que se pueden convertir fácilmente en dinero en efectivo, la idea en este caso es que nos ayuden a cubrir gastos u otro tipo de responsabilidades en un futuro. Así lo hacen las empresas con visión financiera: tienen de antemano los recursos para asumir deudas que deberán pagar más tarde. El valor de estos activos es, en realidad, su margen de maniobra. Tanto es así, que algunas empresas deciden reinvertirlos para ganar intereses mientras llega la fecha en que sean desembolsados.

  • Seguridad de la empresa:

Cuando los activos negociados se adquieren con este fin, lo que principalmente se busca es que tengan disponibilidad inmediata y, por tanto, liquidez. Se adquieren justamente para satisfacer demandas inesperadas en caja y proteger a las empresas de posibles impagos o incumplimientos.

  • Especulación:

A diferencia de los dos casos anteriores, un activo negociado es de tipo especulativo cuando no tiene un fin concreto en el cual invertirse. Es decir, están en caja como producto de un superávit o una inyección adicional de capital y son reinvertidos sin ningún objetivo. De hecho, dejan de tener este carácter especulativo en el momento en que las empresas les encuentran una función específica, como por ejemplo el pago de dividendos, la readquisición de acciones o la inversión de nuevos activos. La crisis mundial de 2008 se gestó, en parte, por esta situación: muchas empresas especularon con  el capital sobrante hasta que el sistema colapsó.

En conclusión, evaluar activos negociados es una labor que debes hacer basándote en la naturaleza del propio activo, pero también de su potencial uso en el futuro a corto, medio o largo plazo. Recuerda, lo importante es que obtengas liquidez a través de ellos.

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