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Innova porque crees en ello y no porque tienes subvención

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Uno de los elementos habituales en las políticas públicas para incentivar y promover la innovación son las ayudas públicas basadas en las subvenciones y los préstamos. En una reunión que mantuve hace unos días surgió un interesante debate alrededor de las subvenciones sobre todo por las preguntas que se planteaban de las que destaco y comento las siguientes.


¿Es bueno innovar sólo porque hay una subvención?


A veces se escuchan comentarios del estilo “si no tengo subvención no innovo” como excusa para no invertir en lo que debería ser una de las estrategias troncales de la mayoría de empresas. Considero que tomar la decisión de llevar a cabo el desarrollo de proyectos de innovación sólo porque existen subvenciones es un error. Si el pilar básico para construir una cultura de innovación es un factor externo cuya continuidad no depende de la empresa, como lo es un soporte financiero con criterios de asignación dependientes de unos presupuestos vinculados a la situación económica del país; entonces la continuidad de la innovación en la empresa está en un riesgo permanente.


¿Es razonable que las ayudas en I+D para pymes pidan un presupuesto mínimo de 175.000 euros por proyecto?


Cuando una pyme decide llevar a cabo un proyecto de I+D es que espera que los resultados de esa inversión tengan su retorno en un periodo razonable. Si bien es cierto que la inversión en I+D siempre supone un riesgo, no es menos cierto que la capacidad económica de las pymes es limitada. Por eso cuando se piden presupuestos mínimos superiores a 150.000 euros por proyecto se está dirigiendo estas líneas de subvención a empresas que tienen una determinada dimensión que pueden soportar esas inversiones. Pero una gran mayoría de pymes no llevan a cabo proyectos de I+D de estos valores, habitualmente las inversiones son inferiores porque se prefiere “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Con lo que lo que lo que se produce es que el grupo de empresas más importante queda fuera de estas ayudas de forma recurrente. Ahora bien de esta forma la administración tiene menos expedientes que revisar con lo que es más fácilmente asumible con el personal disponible.


¿Es razonable que un proyecto de I+D subvencionado por la Unión Europea no pueda empezar hasta que ésta dé el visto bueno al acuerdo de subvención?


El Horizon2020 es el Programa Marco de Investigación e Innovación de la Unión Europea uno de los aspectos que considero más sorprendentes de la forma en cómo se conceden estas ayudas es el hecho que el proyecto no puede empezar hasta que se ha firmado el acuerdo entre el consorcio que constituye el proyecto y la Unión Europea. Si analizamos los periodos que requiere este proceso para llegar al acuerdo podemos observar que una vez hemos considerado que proyecto queremos realizar y disponemos de los socios que formaran el consorcio entonces hemos de redactar el proyecto de acuerdo a las bases de la convocatoria que se considere más adecuada para ese proyecto. Tras su presentación se produce el proceso de evaluación científica por parte de “un  equipo  independiente  de  expertos  en  las  áreas  contempladas  en  la  convocatoria” que tiene una duración de cinco meses. Si nuestra propuesta supera esta fase entonces la siguiente fase es la de redacción del acuerdo de subvención con la Comisión Europea que finaliza con la firma del documento del acuerdo que se produce unos tres meses después de que se notifica que se ha superado la evaluación científica. Y tras la firma… ya se puede empezar el proyecto.


Es decir que desde que nos lo proponemos hasta que podemos empezar puede haber pasado un año. ¿Es razonable en un entorno competitivo empezar un año después de ver la oportunidad?


¿Podría ocurrir que mientras nosotros estamos en este proceso a la espera que nos den el visto bueno nuestra competencia empiece a investigar por su cuenta porque dispone de recursos? Si esto es así, entonces cuando nosotros obtengamos la aprobación empezaremos a investigar con un año de retraso respecto de ellos. Con lo que es muy probable que ellos lancen al mercado su solución un año antes que nosotros y, con ello su propuesta será la innovadora.


En mi opinión esta forma de proceder es propia de una administración que no tiene competencia y por ello puede permitirse el lujo de esperar un año para empezar algo. Pero las empresas no operan en un entorno sin competencia; en los mercados especialmente cuando se trata de innovación la rapidez es fundamental. Por tanto nos encontramos en una situación en que la decisión supone dar respuesta a una contradicción que es trascendental: empiezo el proyecto y no tengo ayuda pública o me espero para tenerla y empiezo con retraso.


 


¿Cuándo se subvencionan sólo determinadas líneas de investigación no se está dirigiendo a las empresas hacia lo que quizás no les conviene?


En muchas convocatorias de subvención se focalizan las líneas de investigación que la administración considera, desde su punto de vista, que son prioritarias. Esto puede hacer que las empresas decidan ponerse a desarrollar proyectos porque eso es lo que se subvenciona y no se cuestionen si realmente se alinea con su estrategia. Pero lo que habría que preguntarse es si esta priorización es positiva para la innovación, porque en el fondo nadie sabe dónde va a surgir la innovación que sea radical y cambie los paradigmas de cualquier sector. Y desde la torre de marfil quizás es el lugar dónde menos funciona la “bola de cristal”.


En mi opinión quién decida innovar porque tiene subvención lo que hace es construir un edificio con unos pilares muy débiles.