Juego de niños
El verano ya está aquí, y de nuevo recuerdo cuando era niño. Largos veranos de largos días, pensando siempre en qué hacer para no aburrirse. Y aquí voy: ¿no sería una buena idea recuperar ciertas actitudes de aquellos días, para nuestra Mentalidad Emprendedora?
Probablemente infravaloremos aquellos hecho por un niño. Frases del estilo “esto es cosa de niños” quizá deberían ser repensadas. Fue Picasso quien dijo que pintar como los pintores del Renacimiento le llevó unos años, pero pintar como un niño le llevo toda una vida. Y en que debemos recuperar ciertos ingredientes de nuestra mentalidad infantil. Bien pensado, no deberíamos haberlos perdido nunca.
De niño no tienes miedo. Bueno, me refiero al tipo de miedo que tienes de mayor. No tienes miedo de qué dirán. Y sobretodo no tienes miedo al fracaso. Seguro que han visto a un niño aprendiendo a caminar. Pero quizá no han analizado las estadísticas que el proyecto conlleva. Según un estudio de la New York University publicado en la revista Psychological Science (How do you learn to Walk ), un bebé cae unas 17,4 veces cada hora mientras aprende a caminar. Esto nos da una media de 140 caídas al día, suponiendo que lo intenta 8 horas al día. En unas tres semanas ya tiene una cierta estabilidad, que ha conseguido después unas 3.000 caídas. ¿Alguien de ustedes ha llegada a este número de intentos en alguno de sus objetivos?
¿Qué lleva pues al bebé a no parar hasta conseguirlo? Siguiendo con el estudio, la motivación. Y atención al motivador: motivación a ir más lejos y más rápido que gateando. Impresionante conclusión y demoledora al mismo tiempo. Desde los cero años tenemos motivación a avanzar. No dejemos que a partir del año ‘x’ nos abandone.
Otro ingrediente de la mentalidad infantil es la ilusión. A tu niño le dices un lunes que el fin de semana irá a la playa y a los diez minutos te pregunta si falta mucho. Va al colegio y se lo dice a todo el mundo. La primera noche te pide dormir con bañador, y la segunda planta la sombrilla en la habitación. Pruebe hoy a decirle, al llegar a casa, a su pareja que ha tenido la brillante idea de ir a la playa el próximo fin de semana. “Lloverá” o “dónde aparcaremos” será la respuesta más probable.
Y finalmente, los niños no saben casi nada. Para ser correcto, lo que quiero decir es que no han aprendido nada, que es diferente. Son discos duros por formatear. Por ello les guiará más la intuición que la experiencia. Les moverá la ilusión y no el interés. Les frenará casi nada, y casi nunca, el miedo.
Propongo que durante este verano nos reencontremos con el niño que fuimos, que recuperemos ilusión y abandonemos miedo. Que desaprendamos, para hacer lo imposible, por no saber que lo era.
Propongo que más escuelas hagan como los institutos asturianos y su programa PETIT (palabra que significa pequeño en catalán pero que el realidad significa Proyecto Educativo de Tecnología, Innovación y Trabajo) (http://www.valnaloneduca.com/petit/) y fomenten la creatividad y la innovación en la escuela.
Progongo se hable más de auténticos cracs como Àlex Sicart i Pol Baldas, co-fundadores de www.bcnyoungdevelopers.com, empresa de creación de Apps para móviles. No serían noticia si no fuera porque ¡tienen 13 años!
Propongo que la próxima vez que le dé un lápiz de color a su hijo, no le pida que pinte dentro de la línea negra. Este tipo de límites no le harán ningún favor.