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La Economía del Conocimiento, es responsabilidad de cada Profesional

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Voy a dejar de decir que “el mundo está cambiando debido a las nuevas tecnologías” porque, lo que nos está pasando es que  el mundo ya cambió. Y ese cambio se produjo de manera tan abrupta, que las personas lidiamos a diario con nuestra desorientación -en el mejor de los casos- y con la angustia que produce la incertidumbre, la mayoría de las veces.


Hemos pasado en 4 años de “tratar de entender el fenómeno de las Redes Sociales” y el impacto que esto tendría en la ciudadanía, los negocios, las  empresas o las instituciones a preocuparnos por la automatización, la robótica y la inteligencia artificial y el impacto que esto traerá sobre el empleo.


Las personas no solemos reaccionar hasta que algo nos toca de cerca. El año pasado (2015) los profesionales/trabajadores “de a pie”, no pensábamos que la inteligencia artificial podría poner en riesgo  nuestra continuidad laboral.


Pero resulta que, por ejemplo, ya están funcionando los programas de IA que “realizan entrevistas en profundidad”; es decir, un software capaz de formular preguntas abiertas y repreguntar en base a las respuestas que va dando el entrevistado.


Y si este tipo de software se va perfeccionando, estamos a un paso de que se implemente en los Centros de Atención al público, al Usuario y al Cliente. O que los robots dotados de IA – ya a la venta – además de contar cuentos a nuestros hijos, sean nuestros nuevos profesores de idiomas, nuestros asesores financieros o nuestro personal trainer.


No pretendo con este pequeño ejemplo generar ansiedad porque la robótica y la IA sumada a la automatización de procesos nos vaya a dejar a todos sin trabajo, sino que pretendo hacer visible algo del orden de “lo real” para que tomemos verdadera conciencia de que estamos inmersos en una Economía donde la moneda de cambio, es el Conocimiento y la capacidad de análisis y creatividad aplicada que eso nos genere.


Es cierto que la automatización seguirá destruyendo un cierto tipo de puestos de trabajo (hace años que viene sucediendo) y que la robótica y la IA reemplazarán otras tareas realizadas hoy por personas.


Pero lo que estas tecnologías reemplazan son “tareas”, liberando tiempo a  la humanidad para que ponga foco en “pensar”, en observar problemáticas y generar soluciones creativas, en generar “valor” en lugar de destinar sus horas a “producir más”, dado que eso lo puede hacer una máquina, un robot o un software.


Por eso hago hincapié en que esto ya cambió y es responsabilidad de cada profesional, replantearse cuál es su propuesta de valor para el mercado laboral.


El Conocimiento hoy cotiza en primer lugar y es que cuando las organizaciones hablan de atraer o retener talento, no están hablando de “iluminados”, sino de profesionales que están apostando a la adquisición de conocimiento, independientemente de su edad, formación o jerarquía.


Porque es a través de la incorporación de conocimiento que las personas podemos desarrollar nuevas competencias y habilidades para pensar  y actuar como emprendedores aún desde nuestros empleos en una organización privada o estatal.


Y si bien sería deseable que los gobiernos y las empresas fueran los promotores de la Generación de Conocimiento en su población y empleados, la velocidad de los cambios no nos permite sentarnos a esperar que esto suceda, sino que nos obliga a tomar una decisión personal, independientemente del lugar del planeta donde vivamos, y hacernos cargo de la gestión de nuestro propio conocimiento.


La nube está repleta de Informes sobre Tendencias, para todas las especialidades y en todos los sectores de actividad. Y tomando esto como punto de partida, podemos profundizar en los conocimientos que necesitamos adquirir accediendo a miles de recursos gratuitos (e.books, artículos, webinars) y la extensa oferta de formación y actualización profesional que ofrecen universidades y escuelas de negocios online para que el lugar de residencia no sea un condicionante.


La frase “no te pago para que pienses”, es cosa del pasado porque no hay forma de surfear los tiempos que vivimos sin el aporte intangible (conocimientos, saberes y creatividad) de todos y cada uno de los miembros de una organización.


Si has oído esta frase en los últimos tiempos, es momento de que pienses en cambiar de barco y gestionar tu conocimiento para subirte a un proyecto en el que puedas generar valor.