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La industria del capital-riesgo en temas sociales

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OBS_La industria del capital-riesgo en temas sociales

Durante el siglo pasado, los gobiernos y las organizaciones de caridad han realizado enormes esfuerzos para abordar los problemas sociales como la pobreza, la falta de educación y la enfermedad. Los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan por financiar sus compromisos para solucionar estos problemas y están limitados por las viejas formas de hacer las cosas. Los emprendedores sociales están embrutecidos por las formas tradicionales de financiamiento. Las donaciones y subvenciones no les permiten innovar y crecer. Ellos prácticamente no tienen acceso a los mercados de capital y sí poca flexibilidad para experimentar en distintas etapas de crecimiento. El obstáculo proporcionalmente más grande al que se enfrentan es la falta de modelos de financiación eficaces.

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Pero el problema no es el dinero, per se. Si echamos un vistazo al sector social en los EE.UU., se han efectuado inversiones de 700 mil millones de dólares en activos de fundaciones, y hay unos diez millones de personas que trabajan para organizaciones sin ánimo de lucro. Sin embargo, hay ineficiencias masivas en la asignación de capital. Con demasiada frecuencia, las organizaciones y empresarios se niegan a cubrir los gastos generales. Esto hace que sea imposible para las organizaciones sociales poder crecer. Las entrevistas realizadas en 2000 por la Social Investment Task Force en el Reino Unido, reveló lo que los líderes de los entes sin ánimo de lucro ya saben: casi todas las organizaciones del sector social son pequeñas y de fondos perennes, con un valor de apenas tres meses de capital de trabajo a su disposición. Y eso no ha cambiado en los últimos doce años.

Comparemos esto con el mundo del capital riesgo. Si un empresario viene a nosotros con un plan para hacer crecer un negocio nuevo sin tener que gastar un céntimo en gastos generales, sabemos mostrarle el camino. Entonces, ¿por qué habría de ser diferente para un emprendedor social?

Estamos en el umbral de un gran cambio, no muy diferente al de aquellos primeros días de la industria del capital riesgo moderno. A mediados de la década de 1960 y principios de 1970, se creó un nuevo tipo de vehículo de inversión: la sociedad de capital riesgo gestionada por profesionales. Esta innovación organizativa atrajo capitales de los agentes institucionales como los fondos de pensiones y seguros de vida, y permitió horizontes temporales adecuados. Pronto el capital riesgo se convirtió en una parte fundamental de muchas economías.

Así como la formación de la industria de capital de riesgo introdujo un nuevo enfoque hacia la innovación y la mentalidad de financiación en el sector privado, el impacto de la inversión ha comenzado a ofrecer oportunidades para aprovechar los mercados empresariales y de capital para impulsar la mejora social.

Tras este cambio, ya se empieza a ver la innovación. Las personas están desarrollando nuevos valores, que vinculan el desempeño social a los rendimientos financieros; nuevos modelos que utilizan las herramientas de financiación para la investigación contra el cáncer. Hay también organizaciones híbridas, como el Fondo Acumen, Bridges Ventures y Root Capital que canalizan el capital hacia un elevado rendimiento de las inversiones sociales de todo el mundo. Incluso hay organizaciones como Endeavor y Social Finance que ayudan a los empresarios a obtener acceso a los mercados mundiales de capital para impulsar el crecimiento del empleo y el impacto social.

En los últimos dos años, las agencias del gobierno en el Reino Unido, EE.UU., Australia, Canadá e Israel han empezado a explorar el potencial de los bonos de impacto social. Se trata de instrumentos financieros que pagan a un inversor si el coste o la incidencia de algo (familias de acogida o reincidencia de presos) se reduce, con resultados comparables o mejores, que un programa de gobierno. Si es así, el inversor gana dinero, si no, lo pierde.

Las cosas van a cambiar rápidamente en los próximos cinco a diez años. Si los inversores pueden encontrar el mismo coraje que tuvieron en su momento los primeros patrocinadores institucionales de la industria de capital de riesgo, veremos talentosos emprendedores sociales que hacen grandes y eficaces sus organizaciones, trabajando en temas sociales y generando rentabilidades financieras aceptables al mismo tiempo.

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