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La innovación además de ser honesta, ha de parecerlo

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En la innovación como en otros ámbitos de la vida empresarial también hay timadores, y hemos de estar atentos a no caer en sus redes. De un tiempo a esta parte la palabra innovación se ha utilizado cuando se habla de Industria 4.0; y esta asociación también es objeto de timos o de engaños como los que últimamente me explican o puedo leer en referencia a programas de software que se están desarrollando o se han desarrollado para el uso en un entorno de Industria 4.0 con el consiguiente presunto potencial de innovación de aquellos que lo adquieran.

Esto podría considerarse cierto si los programas desarrollados lo hubiesen sido desde su origen bajo una visión y una concepción de Industria 4.0, pero en la mayoría de los casos son meros añadidos que para aumentar sus ventas añaden la referencia a 4.0 como argumento de venta. El problema es que son programas desarrollados en la época de la Industria 3.0 e incluso de la 2.0 con lo que sus algoritmos y sus procesos están definidos en el entorno tecnológico existente en ese momento con lo que no están pensados para su uso en un entorno 4.0; lo cual es sin duda un factor crucial en la idoneidad de su compra.

Lo que requiere un entorno 4.0 es diseñar y desarrollar los programas bajo la perspectiva de esta concepción tecnológica y de nuevos modelos de negocio; pero ello supone que los programas que se han desarrollado en entornos anteriores han dejado de ser vendibles y, por tanto, ya no son las vacas del cuadrante de la Matriz del Boston Consulting sino que pasarán a ser perros. Por ello muchas veces lo que se hace es un “restyling” para intentar vender perro por vaca.

Este no es el único engaño que se produce utilizando el nombre de la innovación. Otro ámbito en el que últimamente se están incrementando los timadores es el del crowdfunding en el que se pretende recoger pequeñas aportaciones para desarrollar productos que se publicitan como innovadores o rupturistas pero que no son más que reventas de productos de fabricantes desconocidos. Ante la moda de las plataformas de crowdfunding la precaución es siempre una buena consejera porque son un entorno en los que los timadores se pueden mover como pez en el agua.

Aunque a veces los engaños alcanzan magnitudes a escala de países como cuando se pretende la adopción de unas nuevas tecnologías que se publicitan como innovaciones que ofrecen mejoras respecto a lo existente pero cuyo resultado es más que cuestionable como es el caso de la Alta Definición en la TDT de hace unos años en los que la realidad era muy inferior a la ficción. En estos casos el uso de la palabra innovación también se convierte en un mantra sobre el que no se admite ni discusión, ni cuestionamiento.

El engaño en la innovación no solo consiste en vender como nuevo algo que es de segunda mano sino que también lo podemos hacer nosotros mismos sin darnos cuenta como cuando desarrollamos algo que ya está patentado sin saberlo; pero que es algo que está en nuestras manos evitarlo.

Otra forma de engaño es cuando se incorpora a un producto o servicio funcionalidades o componentes cuyo valor para el cliente es considerablemente inferior a lo que se pide por ello. En muchas ocasiones se añaden complementos que el cliente no quiere ni necesita pero que con el uso de una determinada táctica de marketing se consigue que acepte pagar un sobreprecio no justificado. En estos casos es cuando se reconoce la idoneidad de utilizar uno de los principios filosóficos de la innovación sistemática como es el denominado trimming o eliminación que preconiza que en un sistema hay que eliminar todo aquello que sea superfluo; o bien se pueden tener en cuenta los Diez principios del Buen Diseño expuestos por el genial diseñador Dieter Rams entre los que aplicaría el que dice que: “El Buen Diseño es… honesto”.

Hace unos meses el filósofo José Antonio Marina escribía un artículo sobre la innovación en el que planteaba una interesante reflexión: Por lo tanto, erigir como norma básica la innovación es una postura completamente estúpida. El concepto importante es "mejora", "perfeccionamiento". Una innovación que no mejora algo es despreciable.

Esta reflexión es oportuna en lo que estoy describiendo porque cuando lo que se pretende es utilizar la palabra innovación para engañar lo que se hace es un acto despreciable.

Como hemos visto en los diferentes ejemplos el uso de la innovación no siempre es el que debería esperarse sino que puede utilizarse para perjudicarnos; es por este motivo que cuando aparece ante nosotros hemos de analizar y reflexionar si realmente es lo que se nos dice  o no pretenden más que embaucarnos para quedarse con nuestro dinero. Porque la innovación, como la mujer del César, además de ser honesta ha de parecerlo.

Si te has encontrado alguna vez con la innovación como cortina de humo, explícalo en los comentarios para que otros lectores estén sobre aviso.