La innovación es como el Ave Fénix
La innovación es como un Ave Fénix: de las cenizas de los fracasos nacen los éxitos del futuro. Esto que es una obviedad que nos muestra la historia de la innovación a menudo se olvida, especialmente en lo que se refiere a que hay innovaciones que no son un éxito económico, es decir que suponen un fracaso para sus creadores. La lección a recordar es que la innovación es incertidumbre y nadie está exento de fracasar, pero lo importante no es como caemos sino como nos levantamos. Todos fracasamos, incluso las grandes empresas, que parece que siempre sean exitosas. Y de los “fracasos” de esas empresas hay quién recoge las cenizas y las utiliza para sembrar su éxito.
Hace unos meses Google decidió cerrar uno de sus servicios más antiguos y usados, el Reader, provocando el descontento de muchos de sus clientes. De esta decisión ha habido quién ha aprovechado la circunstancia para dar respuesta a estos clientes descontentos y ofrecerles una alternativa. Un ejemplo es el caso de Feedly, que ha visto en este “fracaso” la oportunidad para convertirse en un referente y quizás en un éxito empresarial.
También Apple ha tenido sus fracasos como es el caso del Newton, que se considera el primer PDA (Personal Digital Assistant) que se lanzó al mercado, pero que no se consiguió lo que se esperaba. De ese fracaso surgió una innovación que se llamó Palm, y que sí que consiguió alcanzar el éxito en el mercado hasta que en 2010 la empresa Palm Inc. fue adquirida por Hewlett Packard.
Cuando queremos innovar hemos de estar atentos a las oportunidades que nos ofrecen los competidores, que pueden venir porque abandonan líneas de productos o servicios que consideran que no son rentables (pero que si lo pueden ser para nosotros), o bien porque desarrollan nuevos productos pero que no dan respuesta a las necesidades de los posibles clientes o porque las soluciones adoptadas no son aceptadas por el mercado. Una de las formas de fracaso que más innovaciones generad es la que se produce cuando no se da respuesta a las expectativas o quejas de los clientes. A menudo muchas empresas, inconscientemente, siembran en un cliente despechado la semilla de su futura competencia, que utilizará la innovación para demostrar que él tenía razón.
Un caso interesante es el de Ferruccio Lamborghini, un industrial que se dedicaba a la fabricación de tractores de forma tan exitosa que le permitió comprarse un Ferrari. Pero unos problemas con el embrague de su coche, que resultó ser el mismo que usaba en sus tractores, y la posterior discusión con Enzo Ferrari, provocaron que decidiese ponerse a fabricar con su propia marca vehículos deportivos y ser el mejor. Y para ello no tenía otra alternativa que ser innovador, tanto en diseño como en las soluciones técnicas. Este afán de innovación dio lugar a una de sus primeras cumbres, el Lamborghini Miura, que se considera incorporó innovaciones radicales en ese tipo de vehículos.
Otro tipo de “fracasos” son los que se producen con los empleados que tienen nuevas ideas de productos o servicios, y que no son aceptados por sus empresas provocando que los primeros decidan llevarse sus ideas a otra parte y provocando una revolución en el sector. Es el caso de Tony Faddel, que siendo un alto directivo de Phillips no consiguió que aceptaran su idea de un “pequeño disco duro con música” e intentó desarrollarlo por su cuenta, pero como no consiguió la financiación suficiente se dedicó a buscar quién lo pudiera desarrollar y fabricar. Quién recogió la idea no fue otro que Steve Jobs, y de aquí surgió el aparato que revolucionó no solo el sector de la electrónica sino también el de la música: el Ipod.
Estos son algunos de los innumerables casos que nos presenta la Innovación y que son fuente de inspiración para que muchos cada mañana se levanten con ánimo para conseguir sus metas.
Quiero acabar con una frase de Winston Churchill quien, en una época de críticas circunstancias para su país, dirigió a los alumnos de la Harrow School la siguiente frase: “Never give in, never give in, never, never, never-in nothing, great or small, large or petty - never give in except to convictions of honour and good sense.”
Nunca abandonéis, sean cuales sean las circunstancias.
Escrito por: Gian-Lluís Ribechini