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La innovación es el árbol que nace de las semillas de la creatividad

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Una de las cualidades que desarrollan los innovadores es la destreza en el uso de la curiosidad. Es decir, ser curioso pero en el sentido de interesarse en las cosas, de ver, de querer saber sobre lo que no se conoce, de investigar...

Una persona curiosa pregunta y se pregunta por qué, pero no siempre se queda con la primera respuesta. Esta actitud de preguntarse “porqué” de forma recurrente es una de las técnicas utilizadas en el Sistema de Producción de Toyota. Aprender a ser un innovador curioso se puede aprender si hacemos preguntas cuando no entendemos la respuesta que nos dan o no sabemos alguna de las palabras que nos dice nuestro interlocutor; pero también si aprendemos a ver las cosas desde diferentes caras para ello podemos utilizar una de las metodologías desarrolladas por Edward de Bono: “los 6 sombreros para pensar“.

La curiosidad es una de las características que tienen todos los niños pequeños, especialmente los padres sabemos lo incansables que son a ciertas edades en preguntar continuamente sobre todo aquello que desconocen, aunque lamentablemente con el tiempo muchos la pierdan.

Pero sobre todo es en la edad adulta dónde está mal vista la actitud de cuestionar y cuestionarse las cosas, porque se puede pensar que si se pregunta algo que no sabemos se queda en evidencia y entonces perdemos prestigio. Aparece uno de los principales enemigos de la curiosidad y también de la innovación: el miedo. Por eso “perder el miedo“ es una de las habilidades que los innovadores han de desarrollar, especialmente el “miedo a preguntar”; porque cuando preguntamos porque no sabemos con la respuesta aprendemos, pero si no preguntamos continuaremos donde estamos pero con el sentimiento de que no sabemos lo que deberíamos saber.

Si frente a algo nuevo lo negamos, no aprendemos con lo que lo que estamos haciendo es cortar las alas a nuestro crecimiento y, en el fondo, estamos cambiando el camino de nuestro futuro dirigiéndolo hacia algo menos valioso.

El innovador reconoce la incertidumbre y aprende a convivir con ella; y no pone excusas para mantenerse parado sino que hace y rompe el nudo gordiano.

Es cuando se hace que se pone en marcha la innovación, si nos quedamos solo con las ideas en nuestra mente no somos innovadores lo que somos es creativos, idealistas.

Una de las creencias habituales cuando sale el tema de la creatividad es relacionarla con alguien que es medio genio y medio loco, que continuamente está exponiendo ideas estrafalarias y radicales. Esta visión lleva a crearse la opinión generalizada de que la creatividad es innata, que hay persones que son creativas de nacimiento.

Quizás sí que haya personas que nazcan con unas capacidades creativas especiales pero la creatividad que se necesita para la innovación no es innata, se aprende. Para ello lo que habría que hacer es crearse un programa de aprendizaje que se plantee como objetivo aumentar nuestra competencia en creatividad, este programa no consiste en una formación reglada sino que se basa en obligarse a realizar una serie de actividades para estimular nuestra creatividad, una gimnasia cerebral de la creatividad aplicada. Así una de las tareas habituales que nos pondríamos seria leer sobre temas que no son de nuestro trabajo y plantearnos como podríamos aplicar lo que leemos en nuestro trabajo; por ejemplo leer revistas de otros sectores especialmente los que a priori parece que sean las antípodas del sector en que el trabajamos, así podemos pasar de leer revistas de metalurgia a leer revistas de moda o de diseño. Si nos acostumbramos a leer cosas diferentes con el tiempo llegaremos a establecer conexiones entre temas diversos que pueden ayudarnos a generar innovaciones disruptivas, podemos encontrar el cisne negro del sector.

Otra tarea que nos podemos plantear es aplicar la metodología llamada “biónica a los problemas que nos encontramos a diario, esta es una “técnica de solución de problemas” que consiste en buscar soluciones que ha desarrollado la naturaleza para dar respuesta a los diversos problemas a los que se enfrentan los seres vivos para que usando la creatividad modificarlas y aplicarlas para solucionar nuestros problemas.

Se pueden encontrar innumerables ejemplos de la aplicación de esta técnica a lo largo de la historia y en todos los sectores. Así en el sector textil tenemos el clásico ejemplo del velcro que aprovecha la forma en que las semillas de una planta se adhieren a la ropa para crear un nuevo negocio o el bañador Speedo Fastskin que utiliza las características escamas de la piel del tiburón que le aportan una menor resistencia al movimiento en el agua para crear una nueva línea de productos que ayuda a sus clientes a mejorar sus marcas de velocidad. O en el sector del transporte como es el caso de la forma del tren bala japonés que desarrollo Eiji Nakatsu al observar como el pico del Martin pescador le permitía entrar con facilidad en el agua para capturar los peces con que se alimenta.

Uno de los grandes creativos e innovadores de la historia Leonardo da Vinci dejo escrita la siguiente reflexión: “La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte encuentres algo que aprender”.

Como reflexión final podría decir que “Si te planteas desarrollar innovaciones observa como la naturaleza da respuesta a los problemas a los que se enfrenta”.