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La innovación es tanto ver el futuro como recordar el pasado

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Nos encontramos a las puertas de un nuevo año, son unos días en que es habitual que se hagan previsiones de lo que se producirá y también para exponer las tecnologías que serán relevantes los próximos meses.

Pero para no hacer “más de lo mismo” lo que os propongo son unas reflexiones sobre algunas citas clásicas de autores romanos. Aprovecho para recordar que la influencia de la cultura romana es fundamental para entender la cultura de los países latinos y que la celebración de las fiestas y los ritos navideños tienen su origen en las saturnales.

Veamos pues lo que nos ofrecen los clásicos:

“Inveterata consuetudo pro lege custoditur” (Una costumbre arraigada es respetada como una ley).

Los paradigmas son una a menudo circunstancias particulares que con el tiempo se creen absolutas. En todas las empresas y sectores aquellas excepcionalidades que en su momento dieron lugar a una solución o a una forma de trabajar con el paso de los años se consideran verdades inmutables, pero hemos de ser conscientes que son decisiones tomadas en un contexto determinado que es cambiante. Respetar, sin cuestionar los paradigmas es mantenerse en una situación que puede ser determinante para la continuidad de la empresa.

“Experientia docet” (La experiencia enseña).

Las ideas no son suficientes para obtener una innovación (pero si son necesarias). Es necesario ponerlas en la práctica, y esto a menudo requiere de tomar decisiones sobre cómo llevarlo a cabo. A menudo estas decisiones son similares a las que otros han tomado anteriormente por ello es adecuado utilizar los conocimientos que estos han transmitido. Otra visión de esta cita es que hemos de aprender de los proyectos que realizamos tanto si son éxitos como si son fracasos; de ambos hemos de extraer un conocimiento que deberíamos divulgar al resto de la empresa.

“Etiam capillus unus habet umbram suam” (Incluso un cabello tiene su propia sombra).

Las cosas más pequeñas pueden aportar un elemento diferencial que haga que nuestra innovación sea un éxito, y a su vez el ignorarlas puede suponer el factor que haga que un proyecto no prospere. Otra forma de expresarlo es “El Diablo está en los detalles”. Debemos de tener una mentalidad de tener en cuenta los elementos que forman el sistema sin obsesionarnos pero sin desdeñarlos. Una mota de polvo en una lente puede hacer que el resultado de un experimento sea incorrecto y como consecuencia se desestime una solución que era correcta.

“Faber est suae quisque fortunae” (Cada uno es forjador de su propia fortuna).

Si consideramos que la innovación requiere romper paradigmas esto supone en muchas ocasiones tener que enfrentarse a la opinión mayoritaria entonces solo aquellos que sean capaces de convencer e influir para que su visión se lleve a cabo serán unos innovadores. Y esto es una forma de actuar que no todo el mundo quiere hacer y por eso solo los que actúan así son los que destacan.

“Memoria minuitur nisi eam exerceas” (La memoria disminuye si no la ejerces).

En innovación es importante tener memoria porque el conocimiento adquirido de diversidad de fuentes ayuda a desarrollar innovaciones disruptivas. Pero la memoria es algo que requiere de un ejercicio continuo. Muchos dicen que con Internet tenemos acceso a todo el conocimiento pero internet también es una fuente de desconocimiento porque no todo lo que hay es cierto o adecuado.

“Non omnia possumus omnes” (No todos lo podemos todo).

La innovación no es una actividad siempre individual sino que a menudo es una actividad de equipo que requiere de las competencias y conocimientos de diversidad de personas. Llevar al mercado una innovación requiere de la participación de muchas personas y uno solo no tiene la capacidad de llevarlo a cabo. Si bien podemos encontrar ejemplos de personas que de forma autónoma con su perseverancia y recursos consiguen que sus ideas se conviertan en innovaciones de éxito esto es la excepción porque en la mayoría de los casos se requiere de que varios participen para obtener la mejor de las soluciones posibles.

“Qui nimis probat, nihil probat” (Quién quiere probar demasiado, no prueba nada).

Cuando estamos en un proyecto de innovación puede surgir el dilema de incorporar en el producto una inmensidad de complementos para que los clientes tengan muchas funciones que utilizar pero lo que ocurre es que ante tal avalancha de opciones se provoca en el equipo una saturación de trabajo porque la tarea de testear que funciona como debe en el plazo que se ha previsto no se cumple, entonces se hacen menos pruebas de las necesarias y es en el mercado donde se producen los problemas que pueden dañar la imagen del producto de forma irreparable.

“Tempori aptari decet” (Conviene adaptarse a las circunstancias)

Hay que innovar con los recursos que tenemos disponibles. Esto es un principio que forma parte de la innovación sistemática que se lo que considera es “la importancia de identificar y utilizar todo aquello que hay disponible dentro y fuera del entorno en que se ubica el problema”. Es también la visión que se adopta cuando se actúa bajo el paraguas de la “innovación frugal

“Trahit suae quemque voluptas” (A cada uno lo arrastra su propia pasión).

Hemos de ser consciente de que aquello que nos apasiona también nos puede provocar que nos obsesiones y nos haga intransigentes. A veces nuestras ideas son irrealizables con las tecnologías disponibles ese momento. Al respecto Leonardo da Vinci es un ejemplo de apasionado sin obsesión, muchas de sus ideas dibujadas en sus cuadernos las llego a construir en forma de maquetas o prototipos llegando a testearlas para ver que no funcionaban pero sin obsesionarse. Cuando veía que lo que proponía no se podía realizar entonces reorientaba sus esfuerzos en otras cuestiones.