Genoveva Purita, soft skills

Las habilidades blandas son poderosas

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¿Cuánto hemos escuchado hablar, últimamente, sobre las habilidades duras y blandas? Seguramente mucho. Porque la crisis provocada por la pandemia obligó a las organizaciones a reformular, sobre todo, los estilos de liderazgo. Muchas empresas identificaron que tienen un staff gerencial con sólidos conocimientos y experiencia suficiente sobre sus áreas de actuación, pero, al cambiar el contexto comunicacional (casi todo mediado por una pantalla), se puso en evidencia la falta de entrenamiento en habilidades blandas. 

¿Qué son exactamente las habilidades blandas y en qué se diferencian de las duras?  

Habilidades duras

Las habilidades duras o “hard skills” son aquellas capacidades vinculadas al expertise de un profesional. Son aquellos conocimientos que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida en relación directa a su trabajo y como complemento técnico y formativo de su especialidad. Refiere a los distintos niveles de formación, títulos adquiridos, cursos especializados, y toda formación extra que le permita dominar determinadas metodologías, herramientas, técnicas, procesos, programas, tecnologías, idiomas, etc. 

Soft Skills

Por otra parte, se llama habilidades blandas, o “soft skills”, a aquellas vinculadas a la inteligencia emocional. Se trata de habilidades transversales, sociales, interpersonales, que hacen foco especialmente en la comunicación y en la relación de las personas entre sí, con los clientes, con sus equipos de trabajo. Se trata de habilidades que no están necesariamente vinculadas con la capacitación técnica del personal pero que se tornan indispensables para obtener resultados exitosos. 

Inteligencia emocional en el ámbito laboral 

Mientras todo parecía estable y predecible, las empresas exitosas no consideraban muy relevante, a la hora de contratar personal, el indagar sobre el grado de “inteligencia emocional” del postulante. Si el profesional en cuestión dominaba técnicamente todo lo inherente a sus funciones, sería problema de sus colaboradores amoldarse a su estilo de liderazgo y comunicación.  

Pero en este caos que estamos viviendo y a toda velocidad, ¿cómo se logra agilidad, colaboración, creatividad y compromiso si el líder no es capaz de gestionar la incertidumbre que paraliza al equipo o mostrar empatía con las situaciones particulares que cada uno está viviendo?  

Es indiscutible que el desarrollo de cualquier tipo de habilidad lleva su tiempo y tiene su complejidad. Ahora bien ¿qué es más complejo? ¿el desarrollo técnico de una disciplina específica o cultivar, visitar y desarrollar habilidades vinculadas a la comunicación, la escucha, la empatía, la creatividad o la resiliencia? ¿Se puede aprender a desarrollar tolerancia a la frustración, manejar el estrés, dar lugar a la curiosidad, aprender a trabajar en equipo y con sentido del humor, explorar la capacidad de liderazgo y re-aprender a dialogar? 

Definitivamente sí es posible. Pero alguien nos tiene que mostrar el camino y ayudarnos, no sólo a “entender”, sino a “comprender” (tomar consciencia). Y luego, entrenarnos! Las habilidades blandas sólo se aprenden mediante la práctica, la acción, hasta que logramos cambiar nuestro comportamiento en relación a la forma en que nos vinculamos con el otro. 

Por eso entendemos que las habilidades blandas otorgan poder, son poderosas. Porque nos permiten relacionarnos mejor e influenciar positivamente sobre cualquier equipo de trabajo. Y es ésta capacidad de “movilizar a las personas” la que va generando el cambio y la agilidad que hoy, estamos necesitando.  

Linkedin realizó un estudio a casi 300 directores de recursos humanos de los Estados Unidos, a partir del cual pudo concluir que no es reclutar personas con conocimientos en áreas de su especialidad lo que les reporta dificultad. Por el contrario, lo realmente complejo surge al momento de dar con el personal que cuente con habilidades fundamentales para la eficacia según las demandas actuales del mercado laboral, es decir las “habilidades blandas”, las habilidades poderosas. 

Es que las “hard skills” son habilidades que no solo no resultan tan difíciles de adquirir, sino que ―y  sobre todo―, cambian tan rápido que quedan obsoletas con mucha velocidad y de manera constante. Son habilidades que suelen traer soluciones a problemas o necesidades específicas, sí, y las empresas han notado que esto “se puede comprar o subcontratar”. En cambio las “soft skills” son habilidades críticas, que requieren un gran esfuerzo, que no se obtienen de manera sencilla. 

Parece haber quedado demostrado que las habilidades del futuro, un futuro que parece ya haber llegado, no son técnicas sino conductuales.  

Nos referimos a habilidades de liderazgo, a la capacidad de colaborar, de negociar, a los buenos modales y al optimismo, a la buena predisposición en general y en particular para trabajar en equipo, a la buena comunicación y el pensamiento crítico, a la puntualidad y la buena organización en general, a la flexibilidad, a la facilidad para adaptarse a los cambios y novedades. 

Es fundamental invertir en la capacitación del personal, es clave recordar que nuestro personal tiene que estar actualizado y a la altura de los requerimientos del mercado y en eso la educación, la formación constante es crucial. Pero, ¿en qué vamos a focalizar a la hora de decidir esa capacitación? 

Ya se ha visto que las “bibliotecas” de contenido, la formación en bloque, no ha traído grandes resultados. No nos ha preparado para situaciones de crisis de alta magnitud. Este tipo de propuestas tiende a ofrecer material en serie orientado a una generalidad que rara vez coincide con la particularidad de cada empresa u organización. Por el contrario, las propuestas pedagógicas que se detienen en la particularidad de cada grupo de trabajo, en las necesidades específicas de cada área y en el desarrollo de habilidades poderosas, son aquellas que han demostrado mayor eficacia, mejor rendimiento y han contribuido al crecimiento de las organizaciones que han invertido en ellas.  

El desarrollo de habilidades blandas, habilidades poderosas, requiere inversión, tiempo, entrenamiento y es urgente, porque no hay empresa exitosa, si los líderes no logran inspirar, contener y movilizar a su gente.