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Los 5 modelos de desarrollo de software que elegirás

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Existen muchos modelos de desarrollo de software distintos pero, ¿cómo saber cuál conviene más al proyecto? Para responder a esta pregunta hay que conocer la importancia de la calidad, la velocidad o la creatividad, entre otras, y establecer prioridades. Reducir la cantidad de codificación manual, aumentar la reutilización, evitar comprometer la seguridad, minimizar la carga sobre la infraestructura de TI... son algunos de los objetivos que podrán o no conseguirse efectivamente en función de la metodología de desarrollo que se decida utilizar.

Está claro que, la comprensión del ciclo de vida de un proyecto de este tipo implica entender que, una vez que se escoge uno entre los diferentes modelos de desarrollo de software y se avanza en la programación, existen muchos pasos adicionales a completar antes de llegar a la entrega del producto final, muchas fases que es necesario atravesar: análisis, diseño, desarrollo, integración y pruebas, aceptación, implementación y mantenimiento; y muchas ocasiones de interactuar con distintas personas, de la organización, del equipo de desarrollo o del lado del cliente.

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Comparar las metodologías de desarrollo es una buena forma de examinar las ventajas que ofrecen, aunque la decisión final será un ejercicio de formación e instinto.

Modelos de desarrollo de software entre los que se suele tener que elegir

  1. Agile: con esta metodología, el desarrollo de software se divide en proyectos más pequeños, por lo que es ideal para los ciclos de lanzamiento corto y finitos, como los requeridos para las actualizaciones de un producto existente. Es conveniente cuando se tiene experiencia en la preparación de documentación, el equipo de desarrollo trabaja estrechamente y, preferiblemente, también en la misma ubicación física.
  2. Scrum: los proyectos que utilizan esta metodología otorgan un peso considerable a la inteligencia, experiencia y habilidades que los miembros del equipo de desarrollo aportan a la hora de resolver problemas. Las tareas de proyecto se llevan a cabo en ciclos cortos conocidos como sprints, muy manejables y adecuadamente priorizados, que permiten mostrar el progreso de forma muy sencilla. Los proyectos más largos se beneficiaría de la estructuración de éste método, en comparación con otros modelos de desarrollo de software y uno de los motivos es que los desarrolladores se sienten comprometidos con las metas y responsables del éxito de la iniciativa.
  3. Programación Extrema: su enfoque de evolución constante resulta muy beneficioso, sobre todo, si se tiene en cuenta que, uno de los procedimientos a aplicar es descomponer las tareas de desarrollo para incluir sólo las actividades críticas. Precisamente por eso resulta un método muy indicado para los casos en que el entorno de desarrollo carece de estabilidad o si los requisitos aplicables al proyecto son inciertos.
  4. Programación en pareja: consiste en juntar a dos programadores para que trabajen juntos en una sola estación de trabajo, facilitando que cada desarrollador se centre en diferentes aspectos del proyecto para conseguir que se reduzcan los costes de las pruebas y también los defectos en los programas. Merece la pena apostar por esta alternativa cuando el equipo de desarrollo es pequeño y seguro, y siempre que los desarrolladores estén de acuerdo.
  5. Kanban: en base al sistema just in time, esta metodología trata de evitar los cuellos de botella, mediante una identificación muy precisa de las tareas en curso que funciona muy bien en proyectos que no sean demasiado complejos. Permite ser complementado por otras metodologías y es muy recomendable su utilización cuando se tiene confianza plena en el equipo de desarrollo.

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