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Los innovadores que se atrevan a cruzar esa puerta ya no volverán

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Cuando una empresa se plantea el reto de la innovación tanto la propiedad como los directivos deben de aceptar que van a ponerse en cuestión algunos de los pilares sobre los que se sustenta la empresa y su cultura. Si esto no se acepta, la innovación va a tener serios problemas para asentarse en la empresa. Porque innovar no es hacer lo mismo de forma diferente sino hacer cosas diferentes para los mismos.


Los empleados innovadores ponen en cuestión lo que se está haciendo y cómo se está haciendo, especialmente esto último se focaliza en los procesos que se desarrollan en la empresa. Esto a menudo provoca que aquellos que están asentados en un sistema con un statu quo que se ha consolidado hasta llegar a petrificarse. Cuando observan que las paredes empiezan a resquebrajarse ellos son los primeros que orientan sus esfuerzos a impedir el cambio. El peligro es que si obtienen lo que quieren van a provocar en los empleados innovadores tal desengaño que es altamente probable que no solo se desmotiven sino que se planteen que es momento de buscar otros proyectos empresariales acordes a sus expectativas. Si eso ocurre de forma recurrente al final solo quedarán aquellos que les van bien como están y la innovación habrá muerto, y entonces lo que quedará por hacer es poner en el dintel de las puertas de la empresa la frase “Abandonad toda esperanza de poder innovar vosotros los innovadores que entráis a trabajar aquí”.


Y cuando empieza a introducirse la innovación en la empresa entonces aparecen numerosos “nuevos conceptos” o no tan nuevos que hay que utilizar para ser “grandes innovadores” como el que se conoce como “pensar fuera de la caja”. Un concepto que plantea que hemos de ver las cosas desde el más allá, que hemos de sobrevolar nuestro entorno para poder ver que hay sobre las nubes o en territorios alejados. Lo que nos lleva a usar la creatividad para crear nuevas soluciones a los problemas o a las deficiencias que queremos solventar. Pero aunque volar fuera de la caja puede ser muy motivante al final deberemos aterrizar “dentro de la caja” porque es en la realidad que la innovación debe producirse y venderse. Por eso es necesario tener los pies en el suelo para poder desarrollar innovaciones factibles; si nos dedicamos a crear aquello que no podemos llevar al mercado no estamos invirtiendo el tiempo sino perdiendo el tiempo. Las innovaciones en la empresa deben generar beneficios, sea por ingresos tangibles como en algunos casos por ingresos intangibles que aumenten el valor del activo intangible de la empresa.


La generación de ideas para innovar es uno de los ámbitos de la innovación en el que se pueden encontrar un mayor número de propuestas de metodologías, técnicas y herramientas. Muchas de ellas se basan en el mantra expuesto por Linus Pauling que dijo en su momento que “La única forma de tener buenas ideas es tener muchas ideas”. Esta es una frase que ha tenido mucho éxito cuando se habla de tener ideas pero que en mi opinión debería tener una mejor contextualización porque tener ideas por tener ideas puede llevar a que ninguna sirva. Pero además tener muchas ideas puede hacer que sean demasiadas para analizar (o no). Una de las metodologías más conocidas y utilizadas para tener muchas ideas es la que se conoce como “tormenta de ideas” o brainstroming; que sin embargo es cuestionada porque se considera que se generan más ideas en solitario que en grupo debido a la coacción mental que generan unas personas en otras, es decir, hay personas que por su personalidad o por su autoridad jerárquica ejercen una coerción creativa sobre el resto que hace que las ideas que se obtienen en las sesiones creativas son relativamente pocas y centradas en un área del espacio creativo determinada. Pero además hay quién también considera que uno de los problemas es que las personas padecemos el lastre de nuestras viejas ideas que condicionan como creamos las nuevas. Por eso hay que plantearse si podemos tener nuevas ideas sin la influencia de las viejas, o simplemente hemos de ser conscientes que toda nueva idea vendrá condicionada por las viejas.


Pero al final las ideas han de transformarse en innovación y una de las definiciones que se dan a la innovación es la del extinto DTI's Innovation Unit británico que en un ya lejano 1994 exponía su concepto de innovación de la siguiente forma: “Innovación es explotar con éxito nuevas ideas”. El elemento “explotar con éxito” considero que debe ajustarse a cuál es el objetivo que para esa innovación tiene la empresa. En muchos casos, el objetivo es conseguir unas ventas con esa innovación que den a la empresa cuantiosos beneficios y una elevada cuota de mercado. Pero, en otras ocasiones, el objetivo puede ser introducir a la empresa en otro sector o en un sector emergente. En este caso, el éxito puede que no sea la obtención de beneficios dinerarios (e incluso se generen pérdidas) sino que los beneficios pueden ser de carácter intangible como es el conocimiento de cuáles son los nichos de clientes en ese sector y cuáles son sus necesidades.