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Los paradigmas de la innovación cambian como la carne del salmón de piscifactoría

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Uno de los paradigmas de la innovación es que hay que estar innovando continuamente porque si no la competencia nos superará, que estamos en una era de innovación continua. Pero continua no quiere decir continuada porque eso equivaldría a situarnos en una “rueda de hámster” en la que nos ocupamos en dar vueltas continuamente, pero sin sentido.

Es por ello que en la innovación es conveniente cada cierto tiempo replantearse tres elementos:

  • Propósito. ¿Cuál es la misión de la innovación?
  • ¿Cuáles son nuestras metas a corto, medio y largo plazo?
  • Diferenciación. ¿Qué es lo que hace que nuestra innovación sea diferente?

Las reflexiones sobre estos elementos son especialmente adecuadas en las épocas estivales ya que son épocas en las que se producen cambios en las rutinas habituales del año.

El Propósito de la innovación

La pregunta básica a contestar es: ¿Cuál es la misión de nuestra innovación?

Es decir, hacia dónde queremos ir con nuestras innovaciones, en qué queremos que se convierta nuestra empresa. En el fondo es definir cuál es el Norte hacia donde nos dirigimos al desarrollar la innovación.

La misión de la innovación debería estar alineada con la misión de la empresa, pero puede ocurrir que la misión de la empresa tal como está planteada reduzca el campo de actuación de la innovación y en ese caso podría ocurrir que la misión de la innovación entrara en conflicto con la misión de la empresa. Esta situación no debería verse como un conflicto o como un problema sino que en el fondo es la oportunidad para visualizar un futuro diferente para la empresa apoyado por una innovación diferente.

Los Objetivos de la innovación

¿Cuáles son nuestras metas a corto, medio y largo plazo?

A partir de la misión que hemos determinado para la innovación que queremos desarrollar hay que definir cuáles son nuestros objetivos, nuestras metas en los próximos años. Para ello hay que realizar una visualización de todo lo que constituye nuestro “sistema de la innovación”. Una excelente herramienta para desarrollarlo es la “matriz de las 15 ventanas o matriz multidimensional”.

La definición de las metas es un proceso que requiere de una visión amplia y de una reiteración porque hay elementos que pueden afectarnos a medio o largo plazo que aparecen cuando vamos desarrollando la matriz multidimensional y ello obliga a reconsiderar el resto de objetivos. Hemos de considerar en la definición de objetivos los datos e información que nos proporciona nuestro sistema de inteligencia competitiva, en especial, lo que se refiere a la vigilancia tecnológica aunque no debemos perder de vista los cambios legislativos o de contexto que se pueden producir en los próximos años.

Así podríamos considerar que lo que se presenta con la denominada Industria 4.0 es a la vez una fuente de innovaciones futuras que están incidiendo en las innovaciones que ahora se están desarrollando porque las empresas prevén unas tendencias que ahora hay que empezar a desarrollar.

La Diferenciación de la innovación

¿Qué es lo que hará que nuestra innovación sea diferente?

Cuando nos planteamos innovar hemos de tener en cuenta que es lo que está haciendo la competencia para desarrollar productos o servicios que sean diferentes de lo que ofrece la competencia.

Si innovamos pero hacemos lo mismo que el resto entonces nuestra innovación deberá ser más barata que la innovación que hacen el resto de empresas, competiremos por precio.

En cambio, si innovamos ofreciendo un producto o servicio diferencial entonces estaremos compitiendo por valor, y esto es lo que nos aporta un nicho de mercado muy interesante: “los clientes que buscan y pagan por el valor de lo que adquieren”; y este valor puede ser tanto tangible como intangible.

Sin embargo, a veces no nos podemos diferenciar porque hemos de ofrecer productos o servicios como los que esperan los clientes. Un ejemplo de esto son los salmones de piscifactoría, que debido al proceso de alimentación que se utiliza habitualmente dan lugar a peces que tienen la carne de color gris, pero este color no es el que espera el cliente; por esto motivo se ha creado la necesidad de innovar en los aditivos alimentarios que se les dan a los salmones para que se consiga una carne con el habitual color rosado que es lo que esperan las personas que les gusta comer salmón.

Esto último me lleva a la reflexión final que es la que “la innovación lo que genera es una obsolescencia de los paradigmas y que no podemos dar por inamovible cualquier situación porque cambia cuando menos lo esperamos”.