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Pasos para priorizar las prácticas ágiles en un proyecto

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Pasos para priorizar las prácticas ágiles en un proyecto

Quienes han gestionado sus proyectos con las metodologías Ágile saben lo que supone la división de las tareas en iteraciones. No es una labor fácil, pues requiere un análisis detallado de cada una de ellas y su posterior clasificación en grupos o etapas que tengan un objetivo común. De lo contrario, no puede hablarse de iteraciones.

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Una iteración tiene la misma función que una estación de metro. Si se define su construcción es porque existe una necesidad real para que el tren se detenga en ese sitio, como por ejemplo un alto flujo de usuarios.

En los proyectos pasa lo mismo: hay objetivos parciales que deben ser resueltos antes de la entrega definitiva del proyecto (o de la llegada del tren a la estación de destino).

¿Cómo priorizar las tareas en un proyecto Ágile?

Sin embargo, para realizar una acertada división del trabajo en iteraciones, es preciso definir cuáles son las tareas más importantes de un proyecto y cuáles, por el contrario, ocupan un lugar secundario o incluso terciario.

No tenemos una respuesta definitiva a este asunto. Es una cuestión que se define en función de la naturaleza de cada proyecto o de los objetivos que éste persiga. Por tanto sólo podemos hablar de distintas formas de hacerlo:

  • Modelo de dominio:
    Se trata de un mapa conceptual que sirve para tener una visión global del proyecto. Debe ser claro y sencillo, pues todos los integrantes del equipo de trabajo deberán tener acceso a él. La idea es definir cuáles son las actividades que tienen entidad en sí misma y cuáles son las que dependen de otras. Las primeras pueden convertirse en iteraciones si se realiza su división correspondiente; las otras se incorporarán como tareas complementarias.
  • Propuestas de valor al cliente:
    La priorización de tareas de un proyecto también puede hacerse en función de la propuesta de valor que se le quiera hacer al cliente. Es decir, si se fija un objetivo concreto, predominarán las tareas que apunten hacia su consecución. También se puede pedir al cliente su implicación en este proceso.
  • Pruebas de conocimiento:
    Este modelo es típico de los proyectos de innovación disruptiva . Las empresas se apoyan en él para realizar pruebas de conocimiento sobre el negocio, el mercado y la respuesta que el producto tenga entre los clientes. Por supuesto, dichas pruebas se realizan antes de la ejecución de las tareas, lo cual permite fijar de forma eficaz aquellas cosas que pueden resultar prioritarias y aquellas que no.
  • La relación costes/dinero:
    Aun cuando el principal valor de un producto reside en la propuesta que se hace al cliente, en algunos casos las tareas pueden priorizarse en función del coste que supongan. Si una tarea es muy costosa y el proyecto no tiene los recursos suficientes para sumirla, puede retrasarla y ocuparse en otras. Obvio, esto funciona en casos en que las tareas no estén encadenadas en una relación causa-efecto; de lo contrario, es imposible aplicar este método de definición de tareas.
  • Elementos urgentes:
    En proyectos de medio o largo plazo, la priorización de tareas se centra en aquellos aspectos que supongan mayor importancia. Sin embargo, cuando se trata del corto plazo, en algunas ocasiones lo importante pasa a un segundo plano y deja su lugar a los aspectos catalogados como urgentes, es decir, aquellos cuya ejecución debe ser inmediata. Lo urgente suele estar determinado por causas externas.

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