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¿A quién le concierne la Propiedad Intelectual?

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Una respuesta simple se limitaría a indicar que sólo atañe a los autores y titulares de derechos derivadas de las creaciones intelectuales, porque están directamente implicados en fortalecer su posición.

Sin embargo, el término propiedad intelectual también se utiliza en sentido amplio para designar los derechos de propiedad industrial, que refiere a las patentes, las marcas, los diseños y otras modalidades de protección, algunas muy específicas que aplican a sectores concretos, como son, los certificados de protección de obtención de productos vegetales.

En esta categoría existen otras formas de protección que podríamos denominar secundarias, porque suponen una alternativa o un complemento que se añade a un derecho anterior para reforzarlo, como pueden ser los modelos de utilidad, los nombres comerciales y los certificados complementarios de protección de medicamentos.

No podemos dejar de citar a los indicadores de origen, por la importancia que han adquirido en la actualidad y el incremento de su utilización como medio para distinguir la proveniencia de los productos. Es también importante añadir la protección de los nombres de dominio, sin que interese ahora discutir si son o no una categoría distinta de los signos distintivos. Lo importante es reconocer la popularidad que gozan y el uso intenso del que son objeto. Múltiples factores han contribuido a su éxito: la simplicidad del procedimiento de registro, el precio asequible, la inmediatez de su obtención y porque son imprescindibles para actuar en internet.

Desde esta perspectiva la respuesta a la pregunta inicial ya no es tan simple. Observamos que la propiedad intelectual podría interesar a todos aquellos que de forma directa o indirecta explotan cualquiera de las modalidades arriba referidas y partiendo de esta premisa se abre un enorme abanico de sujetos que podrían estar concernidos.

En primer lugar hacemos referencia a las industrias culturales, definidas como aquellas que explotan bienes protegidos por el derecho de autor y los derechos conexos al derecho de autor. Los ejemplos más típicos podrían ser las editoriales y las productoras audiovisuales. Es decir, un sector en el que trabajan tanto autores como titulares de derechos conexos, entre los que podemos citar a: escritores, músicos, compositores, dibujantes, fotógrafos y artistas, entre muchos otros. Lo que nos lleva a apreciar la amplitud de sujetos involucrados.

Otro sector estaría constituido por los inventores y la industria que explota las invenciones protegidas por patentes o modelos de utilidad. Aquí también existe una gran variedad de sujetos de muy diversa índole que resultaría muy difícil de catalogar, debido a que las patentes protegen invenciones y su campo de aplicación es muy amplio. No obstante, podemos citar algunos ejemplos característicos, como son: las industrias de automoción, aeronáuticas, farmacéuticas y tecnológicas. Si además añadimos las especialidades de protección, como la obtención de variedades vegetales, el espectro de sujetos interesados aumenta considerablemente.

Por lo que respecta a la protección de la forma es difícil ceñirse a un sector concreto de actividad o industria, debido a que el diseño aplica a todo tipo de productos y, por lo tanto, incumbe a sectores de actividad muy distintos. No obstante, podemos decir que la industria de la moda tiene particular interés en reforzar la protección de la forma, porque atañe directamente a su actividad. Y en este sector nos encontramos con un sinfín de productos que no se limitan a la indumentaria y accesorios, sino que incluyen cualquier dispositivo, artículo, instrumento u herramienta que se haya incorporado en nuestros hábitos y costumbres, conformando un estilo o tendencia de actualidad, como por ejemplo, el uso de teléfonos móviles.

En cuanto a la explotación de los signos distintivos o de los elementos de identificación de los productos o servicios que se ofertan en el mercado, podemos decir que éstos interesan de manera general a todo tipo de industria, empresa o actividad, ya sea porque le otorga un valor añadido a sus productos o servicios, como es el caso de las marcas que gozan de prestigio o bien porque refuerzan la protección derivada de otros derechos.

Por último, tenemos que considerar que junto a los sujetos que explotan bienes protegidos por derechos de propiedad intelectual, se encuentran los usuarios o destinatarios de todos esos bienes, quienes de forma directa o indirecta también resultan afectados.

Son los usuarios o destinatarios quienes al final deciden si un producto tiene éxito o no y son ellos también quienes soportan las consecuencias de su uso o consumo. Por esta razón, también forman parte de la cadena de interés.

Mi intención con este post, no es confeccionar un catálogo de todas las formas posibles de protección de los bienes intangibles, sino promover una reflexión sobre la incidencia de la propiedad intelectual en nuestras vidas, para que cada uno pueda responder a la pregunta inicial.