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Quién va más allá de los límites obtiene el camino a la innovación

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Dentro del proceso que nos lleva a la innovación las necesidades de los clientes son caóticas, es decir, tenemos muchas opciones y no sabemos en qué dirección se mueven. El éxito es detectar la dirección en la que se mueven. El reto al que se enfrenta el innovador es predecir dónde estará el mercado en la fecha en que comercialicemos el resultado frente a donde se encuentra cuando empezamos el proyecto. Es evidente que en función del plazo de desarrollo que preveamos la incertidumbre será mayor. Pero hay que tener claro que si se quiere llegar a un nuevo destino antes hay que abandonar el viejo.

Innovar supone romper esquemas mentales como los que establecen que hay que definir bien el problema para encontrar la solución, esto a menudo se pone en cuestión porque en la innovación el problema y su solución tienen un desarrollo paralelo que además sufre de mutua influencia, es decir, que cuando progresamos en la descripción del problema lo que estamos provocando es evolución de la solución. Si establecemos un entorno de trabajo en el que se acepte la continua redefinición creativa del problema nos dotaremos de un ambiente proclive a la innovación disruptiva; que es la que nos permitirá la diferenciación.

Sin embargo la existencia de este entorno de trabajo no es suficiente, por lo que hemos de estar atentos a las oportunidades cuando aún son brotes incipientes, que están ocultos entre la hierba. Hay que ver lo que crece antes que la competencia porque si somos los primeros las opciones de ser el referente en el mercado son mayores; aunque también puede ocurrir que aún siendo el primero no seamos el líder.

En el proceso de entender a qué problema nos enfrentamos también puede aparecer uno de los factores más importantes para innovar que es la existencia de límites; porque los límites obligan a pensar cómo podemos ir más allá de ellos y con esto también superamos a las soluciones existentes que se han desarrollado, con esos límites como frontera. Cuando vamos más allá de los límites adquirimos una carta de libertad que nos faculta a encontrar respuestas que de otra forma nunca hubiéramos descubierto. Y es en ese caminar por fuera de las fronteras donde los obstáculos son los retos que al superar nos permiten alcanzar el objetivo de obtener la innovación que necesitamos.

Aunque en un proceso de innovación también podemos optar por visualizar el camino inverso, es decir, definir a donde queremos llegar para a partir de allí ir hacia atrás hasta llegar donde estamos ahora. Ahora bien, nuestra meta no tiene por qué ser un punto en concreto sino que puede ser una zona nebulosa pero en la que si consideramos que está nuestro objetivo. Cuando se es capaz de pensar desde el futuro para llegar al presente se obtiene una valiosa competencia que infunde envidia entre los perseguidores, porque son conscientes que si nos avanzan no saben qué camino escoger cuando se encuentran con una bifurcación y por eso siempre tienen que estar por detrás.

Pero esta dinámica de proceder no supone que tenemos la absoluta seguridad de que los clientes aceptarán nuestra propuesta de forma inmediata, la realidad es que muchas veces las novedades se quedan en el cajón hasta que un día el mercado les reconoce su valor. Aunque la frustración es que los periodos de tiempo para conseguir el éxito esperado son más largos de lo que desea el innovador; esto tiempo atrás se debía a que los medios de publicidad de una solución eran limitados y a menudo de coste excesivo para los recursos disponibles, sin embargo hoy en día la disponibilidad de medios para divulgar la existencia de nuestra propuesta de valor es mayor y además su coste en algún caso es asumible por cualquier innovador.

En muchos casos en las historias de la innovación no se explica cómo evolucionó el innovador desde su idea inicial hasta su éxito sino que solo se habla de la historia del éxito; pero lo realmente interesante e inspirador es la historia detrás de la historia.

Por eso es importante destacar que los caminos que llevan a las cimas de las montañas nunca son en línea recta porque a menudo a lo largo de ese camino hay obstáculos que deben rodearse porque son insalvables. Y lo mismo ocurre en el camino a la cima de la innovación, no es un camino recto y además está plagado de trampas; pero es un viaje apasionante.