Lee en el artículo de OBS cómo la realidad virtual se inserta en el mundo de la educación

Realidad Virtual: La próxima revolución educativa

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Imaginemos que estamos estudiando medicina y nos toca aprender sobre cirugías. Miramos fotografías de cirugías, leemos libros enteros, miramos vídeos reales por YouTube y tratamos de comprender cómo sería usar el bisturí. Pero ningún papel o vídeo nos transmite las emociones, la adrenalina, el temor a equivocarnos, la sensación de haberlo hecho bien o la frustración de hacerlo mal. En el vídeo no somos notros los que operamos, en el papel hay sólo teoría. Para experimentar todo esto, no queda otra opción de graduarnos, conseguir trabajo en un hospital y esperar a la oportunidad del primer paciente. ¿Quién querrá ser nuestro primer paciente? ¿Todo será cómo decía el libro? ¿Estamos aprendiendo con la vida de otra persona? 

Ahora imaginemos que podemos operar a un paciente, sin que la persona esté físicamente ante nosotros. Que podamos equivocarnos una y otra vez con la misma persona (o representación virtual de ella). Que podamos probar distintas técnicas de abordaje de la operación hasta que resulte exitosa, que podamos sentir y experimentar cada paso, cada decisión, pero sin dañar a nadie. 

Ahora agreguemos que podemos hacer todo esto desde casa y no necesitamos estar en un quirófano o en una Universidad. 

Esta es una de las benevolencias de la Realidad Virtual en el sistema de enseñanza-aprendizaje. 

La realidad virtual beneficia a la educación, descubre los beneficios en el artículo de OBS

Cómo aprendemos en la actualidad 

La educación es la base de una sociedad y la transferencia de conocimientos siempre ha sido una de las prioridades de las civilizaciones, desde el principio. Las personas buscamos constantemente formas de hacer que el conocimiento pase a nuestras generaciones futuras de forma cada vez más fácil, rápida y eficaz. En general, se busca ganar tiempo evitando cometer los mismos errores o transitando absolutamente todo el camino que llevó al descubrimiento. Se trata de partir desde el último hallazgo y continuar. Pero no es algo simple de materializar. 

En la educación tradicional nos encontramos asistiendo a un aula, donde existe un profesor que nos explica los conceptos teóricos y nos cuenta sus experiencias. La fuente de información se encuentra en formato de texto, en libros con cientos de páginas, con millones de palabras que se deben leer y comprender. La resolución de problemas se basa en el análisis de casos que han sucedido en el pasado, en general, también sobre papel. 

Con la llegada de Internet, parte del papel pasó a ser digital y almacenarse en la nube. El aula se ha ido transformando en un campus virtual y el profesor fue adoptando el rol de tutor. La información se encuentra diseminada en la web y existen tantas fuentes confiables como falsas, por lo que el tutor sigue siendo la guía fundamental del conocimiento. 

Salvando los costos, poder analizar cómo diferentes autores abordan un tema o ciertos conceptos, implicaba contar con espacio suficiente para tener una biblioteca. Si bien no hay nada más placentero que leer un libro en formato papel, cuando se trata del aprendizaje, esto se torna incómodo y pesado de transportar, ocupa espacio físico. Con el advenimiento de la digitalización, hoy en día, podemos tener (nuevamente, sin considerar los costos) decenas de libros al alcance de nuestras manos. Desde nuestra tablet, e-book o incluso en el propio smartphone, podemos seleccionar libros específicos y buscar el contenido en cuestión de segundos. Incluso, se puede compartir información en las redes sociales, complementar una wiki, enviar información, buscar otras fuentes, pedir opiniones y hasta consultar al autor del propio libro. Todo en la nube y accesible. 

Por su parte, los alumnos pasaron de aceptar los programas formativos preestablecidos por las instituciones, a crear su propia educación, siendo corresponsables de su propio aprendizaje. Sitios como YouTube están repletos de capacitaciones gratuitas que son dadas por expertos de todas partes del mundo, algunos conocidos y otros no, pero lo cierto es que están allí, a sólo un click. El idioma ha dejado de ser una barrera, existen traductores en tiempo real que permiten tomar conocimientos sin importar la nacionalidad de la fuente. Consecuentemente, cada disiente tiene la libertad de ampliar o no los conceptos que le interesen o que mejor le sirvan para su desarrollo, tomando cursos formales, no formales e informales. 

Esta transformación, como en todas las otras, tiene ventajas y desventajas. Una de esas desventajas es dificultad para comprender y procesar toda esta información circundante. Hoy tenemos exceso de información, de fuentes y no hay un orden o secuencia, sino que es aleatorio y, consecuentemente, caótico. Sin el seguimiento adecuado, los alumnos tienden a aburrirse o a frustrarse y, consecuentemente terminan abandonando los estudios. 

Sin embargo, los dispositivos digitales y la conectividad han continuado evolucionando y la interacción entre lo físico y lo virtual es cada vez más factible y accesible. La realidad virtual parece ser el paso natural que continua a la evolución de la educación. 

La Realidad Virtual beneficia a la educación 

De acuerdo con la pirámide de aprendizaje, las personas sólo recordamos el 10% de lo que leemos, pero el 90% de lo que hacemos. La realidad virtual puede mejorar la educación al proporcionar a los estudiantes experiencias de inmersión, que de otro modo no serían posibles. 

Funciona con la premisa de crear un mundo virtual que permite a los usuarios interactuar en ese entorno y con lo que hay en él. De esta manera, se requiere una menor carga cognitiva para procesar la información, ya que al estar inmerso en lo que está aprendiendo motiva y facilita la comprensión. Así se trascienden las palabras y las ilustraciones de los libros, incluso las explicaciones de los expertos se abren paso para dar lugar a la exploración y la inspiración de los estudiantes. La realidad virtual va más allá de la realidad aumentada, tema que tratamos anteriormente.  

Gracias a la sensación de presencia, los estudiantes pueden vivenciar los tópicos sobre los cuales están aprendiendo. Así como una persona olvida que está frente al televisor cuando mira una película, el estudiante, inmerso, fácilmente pierde la noción de ficción y todo su cuerpo queda comprometido con la experiencia de una forma notable. Consecuentemente, los estudiantes tienen la oportunidad de aprender haciendo en lugar de leer pasivamente. 

Actualmente, muchos centros educativos están utilizando la realidad virtual para involucrar a los disientes en temas relacionados con la geografía, la historia o la literatura, ofreciendo experiencias con inmersivas en lugar y el tiempo. Simplemente imagina lecciones de geografía en las que puedas visitar cualquier lugar del mundo; este tipo de experiencia es mucho más enriquecedora que simplemente leer sobre ella. 

Para dejar de imaginar un poco, le propongo al lector visitar el sitio de YouTube de Immersion VR, donde podrá apreciar algunos ejemplos de contenidos en 360 VR, donde podrá interactuar con el entorno. Claro que no es completamente virtual reality, pero contando con los dispositivos adecuados se puede lograr una muy buena aproximación. 

Una revolución educativa 

Las cartas están sobre la mesa. Sin dudas, la realidad virtual es el próximo paso en la educación y generará toda una revolución educativa, donde los profesores deberán adaptarse y capacitarse, no solo para el uso y aprovechamiento de esta tecnología, sino para orientar y guiar a los estudiantes. 

Por su parte, las instituciones formativas tendrán que innovar en tecnología y repensar la forma en la que dictan sus carreras, cómo llegan a sus alumnos, cómo los retienen y, sin dudas, habrá una reformulación completa de los programas educativos, tanto en contenidos como en tiempos y recursos. 

Las aulas del mediano plazo serán lugares tecnológicamente avanzados. Las experiencias de realidad virtual inspirarán a una nueva generación de estudiantes preparados para innovar y continuar desarrollando el legado de la humanidad.