Un innovador es aquel que se pregunta ¿Y por qué no…?
Un sistema de innovación sin principios, es un sistema que no tiene raíces en las que asentarse para crecer. Es por ello que la adopción de la innovación sistemática como núcleo de un sistema de innovación supone de hecho incorporar los principios filosóficos en que se basa como pilares fundamentales de los cimientos de la “Catedral de la Innovación”.
Adoptar una filosofía de Innovación y sus principios es como adoptar una filosofía de Calidad, en ambos casos las raíces que se crean en la Cultura de la organización son de mayor calado que lo que pueda representar la implantación de una norma de Calidad o una norma de Innovación.
Ahora bien para que la Innovación arraigue con fuerza en una organización es necesario que sus principios sean explicados y adoptados en primera instancia por la Alta Dirección, por la Gerencia. Al respecto es oportuno recordar como William Edwards Deming introdujo la filosofía de Calidad en Japón en los años 50: No fue explicándola a técnicos y cuadros intermedios sino que la explicó a la Alta Dirección de las grandes empresas japonesas. Esta táctica podemos considerar que constituyó una innovación en el proceso de formación sobre Calidad en las organizaciones, ya que se pasó de formar a técnicos a formar directivos. Y para la adopción de una filosofía y sus principios en una organización esto es crucial. Si la gerencia no asume los principios la organización no los desarrolla.
La innovación sistemática se basa en siete principios filosóficos que permiten desarrollar los fundamentos sobre los que se construye la innovación en una organización. Estos principios se definen para un sistema; y hemos de considerar que un sistema puede ser un producto, un servicio, un proceso, una organización,…
Hoy expondré el primero: la Idealidad.
Este principio expone que “Todo sistema evoluciona hasta desarrollar todas sus funciones útiles eliminando todas las funciones perjudiciales sin coste”.
Es evidente que la situación ideal es imposible, pero lo que nos expone el principio es que un producto evolucionara en sus diferentes versiones eliminando las funciones negativas o perjudiciales y reduciendo su coste. Uno de los primeros ordenadores el ENIAC pesaba 27 toneladas y ocupaba más de 60 metros cuadrados, hoy en día un microprocesador hace lo mismo ocupando menos de 1 centímetro cuadrado.
Este principio supone un cambio de paradigma en la forma de resolver los problemas. Tradicionalmente se empieza a partir de la situación actual para buscar posibles soluciones a desarrollar. En cambio la idealidad plantea empezar con el Resultado Final Ideal, es decir, la solución contiene todos los beneficios y ninguno de los costes o perjuicios o daños.
Una de las líneas para el desarrollo de soluciones es incorporar el concepto de que “el sistema resuelve los problemas por sí mismo”, o sea, incorporar el prefijo auto: autolimpieza, autoprotección, autoarranque,…
Un ejemplo de esto es la autofinanciación, que consiste en definir como Resultado Final Ideal: “tenerlo pagado antes de empezar”. Esto es lo que tan en boga esta hoy en día bajo la denominación de crowdfunding o micromecenazgo.
Cuando en 2001 el grupo musical Marillion solicitó a sus fans una contribución para poder financiar la creación y grabación de su nuevo álbum Anoraknophobia, como pre-orden que daba derecho a recibir una edición especial del álbum en su domicilio. Aunque en España hubo precedentes anteriores como es el caso de Extremoduro, pero que no tuvieron el mismo eco mediático, pero si el mismo resultado que fue la aparición del álbum en el mercado.
En el sector de los libros de management un caso emblemático es la edición y publicación bajo la misma concepción de solución financiera ideal del posteriormente bestseller “Generación de modelos de negocio” de Osterwalder y Pigneur. La idea fue que el libro fuera co-creado por hasta 470 co-autores de 45 países que además contribuían para pagar los costes necesarios para que el libro llegara al público.
El principio de la Idealidad es muy potente si se utiliza de forma metódica porque supone ver las cosas como nos gustaría que fuesen y entonces ver cómo podemos llegar a ello desde donde estamos. Y cuando en esa ruta que nos trazamos vemos que hay obstáculos entonces nos obliga a ser creativos e ingeniosos en las soluciones para poderlos superar.
Una innovación es el resultado de que alguien como tú se preguntase: ¿Y por qué no…?