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Wall-E y la automatización del trabajo

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Seguramente recordarán la película de dibujos animados Wall-E producida por Walt Disney y realizada por Pixar. Es la historia de un robot cuya función es limpiar la Tierra de escombros (previamente los humanos la hemos convertido en inhabitable) que se enamora de Eve, otro robot enviado a la Tierra para comprobar si se puede habitar de nuevo. A pesar de ser una película pensada para niños siempre he creído que en realidad se dirigía a los padres. El mensaje es muy potente y dibuja un futuro (de aquí a 700 años) cada vez menos distópico. Un futuro en el que habremos destrozado la Tierra, colonizado otros planetas donde vivir, y en el que los robots hacen literalmente todo el trabajo. En el momento de su estreno (2008) parecía ciencia ficción. Apenas 10 años más tarde, el panorama que describe la película no es tan imposible ni improbable como cabía pensar.


Para empezar todos los indicadores muestran un paulatino deterioro del planeta. Desde el calentamiento global, hasta el ritmo incesante de consumo de materias primas, la deforestación de los principales ecosistemas naturales, desaparición de fauna y flora, etc… Hay motivos de sobras por los que preocuparse. Por otro lado tenemos proyectos de colonización del planeta Marte. El más destacado es Mars One cuyas previsiones es que sobre el 2030 se construyan los primeros asentamientos en el planeta rojo. ¿Demasiado audaz? Seguro, pero será cuestión de tiempo que desarrollemos la tecnología para poder habitar otros planetas. De momento ya hemos localizado exoplanetas con condiciones similares a la Tierra.


Pero de todo lo que apunta la película sobre el futuro, la automatización del trabajo es lo que suscita las mayores preocupaciones, ya que es algo inminente (al menos para ciertos trabajos repetitivos y que actualmente son manuales). Si uno mira en YouTube vídeos de la gestión que hace Amazon de sus almacenes, las nuevas fábricas totalmente robotizadas de Foxconn el mayor fabricante de tecnología, o los inquietantes robots de Boston Dynamics, se da cuenta de que la automatización desde un punto de vista tecnológico es una realidad y es cuestión de tiempo que se extienda su implantación. Si a esto le unimos los avances en machine learning e inteligencia artificial, se puede concluir que muchos humanos serán sustituidos por robots en sus puestos de trabajo. ¿Qué haremos con toda esa fuerza de trabajo expulsada del mercado?


Unos dicen que si analizamos la historia, la tecnología siempre ha convertido en obsoletos ciertas tareas de poco valor añadido (manuales y repetitivas), y al mismo tiempo también ha creado nuevas profesiones que generan más puestos de trabajo de los que destruye. Por lo que bienvenido el progreso. Para los que sustentan esta tesis, la máxima preocupación es dotar a los humanos de nuevas capacidades y competencias para poder adaptase al mundo de las máquinas.


Por contra, otros muchos empiezan a hablar de la necesidad de establecer una renta básica para que todos los humanos puedan vivir en un mundo sin oportunidades de trabajo. También se habla de que los robots coticen a la Seguridad Social para ayudar a pagar las pensiones o esta renta básica. Implícitamente vaticinan el sorpasso de las máquinas sobre los humanos en el trabajo, por lo que habrá que buscar un sistema que dé sentido a una vida exclusivamente de disfrute (existencialismo), así como dotarla de recursos para que así sea.


Cuando pienso en el futuro siempre me vienen a la mente las secuencias de Wall-E persiguiendo a Eve en el nuevo planeta que hemos colonizado. Un mundo ultra tecnológico donde los humanos no trabajan y se pasan el día devorando inputs que la tecnología sirve para que sigamos consumiendo. Humanos obesos, tumbados en sus sillas, sin una motivación, reto, objetivo, aspiración aparente, más allá de la satisfacción del placer inmediato. Al menos parece que no han de preocuparse por el dinero. ¿Es este el futuro que nos espera?