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4 formas de mejorar la gestión de los costes de las estrategias trading

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No sólo la elección de las estrategias trading determinará el resultado de las cuentas de los inversores. La gestión de los costes asociados a cada una podrá impulsar sus beneficios o, por el contrario, terminar de confirmar que quizás no se trataba de la mejor apuesta. Una vez más, la coherencia puede ser el mejor patrón cuando se trata de maximizar las devoluciones de cartera, independientemente de la filosofía de inversión que se siga o de las estrategias trading que se han llevado a la práctica.

 

Formas de rentabilizar aún más tus estrategias trading controlando sus costes

 

 

En ocasiones, la rentabilidad se deriva de un aumento de los ingresos, otras de una reducción de los gastos. En cualquier caso, existen algunas mejores prácticas que superan las diferencias entre estrategias de inversión y suponen el mejor seguro de los inversores, sean de la clase que sean.

 

 

Scalpers, swingers o day traders de éxito coinciden en que, tan importante como la elección de sus estrategias de inversión es el seguir los siguientes principios:

 

 


  • Desarrollar una filosofía de inversión coherente. Las estrategias trading deben mantenerse. El cambiar de estilo y pasar de una filosofía de inversión a otra tiene sus riesgos y éstos se traducen en costes más elevados. La alternancia de estilos termina obligando a soportar una mayor carga en términos de costes de transacción, en parte porque el cambio de estilo aumenta la facturación y en parte porque es difícil desarrollar una estrategia comercial sin una estrategia de inversión consistente.

  • Estimar el coste de la espera asociada a la estrategia de inversión. Es probable que este coste no sea demasiado elevado para las estrategias contrarias a largo plazo y que resulte mayor para las estrategias a corto plazo basadas en la información y el impulso. Si bien, cuando el coste de la espera se considera muy alto, entonces el objetivo debe ser minimizarlo. En otras palabras, esto supondría intentar agilizar la negociación incluso si los otros costes de la misma aumentan como consecuencia.

  • Tener en cuenta las alternativas disponibles para minimizar los costes de transacción en función del coste de espera. Una vez que se ha identificado el coste de la espera, el inversionista puede considerar un tercer paso, que consiste en minimizar el efecto del diferencial de oferta y demanda y el impacto del precio en los rendimientos de cartera. Una de las alternativas a la negociación sería, por ejemplo, el comercializar carteras en lugar de acciones individuales. Puede utilizarse la tecnología para reducir la documentación relacionada con el comercio y realizar un seguimiento de los intercambios que ya se han realizado, esto ayudaría a controlar los costes de las operaciones.

  • Mantenerse dentro de un tamaño de cartera que sea coherente con la filosofía de inversión y las estrategias trading preferidas o la que se ha elegido seguir. Una cartera demasiado grande es sinónimo de riesgo. La cuestión es cuándo se puede considerar que el tamaño de la misma es excesivo. Para conocer la respuesta a esta cuestión, habrá que tener en cuenta de todos los tipos de estrategias trading, cuál es el que se ha seguido y cuáles son los costes de comercialización asociados con ella. Así, mientras que un inversionista de valor a largo plazo que se enfoca en acciones de gran capitalización puede permitir que su cartera aumente a casi cualquier tamaño, un inversionista en acciones de baja capitalización o acciones de mercados emergentes puede no tener la misma tranquilidad, debido a los costes de comercialización.


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Por último, siempre es importante calcular si las estrategias trading están produciendo rendimientos que exceden los costes. Ése es el objetivo último de la inversión, al fin y al cabo, por eso no hay que perderlo de vista.