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Autoeficacia y pensamiento

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Vimos en el último post que Albert Bandura destacaba cuatro tipos de procesos  para afectar a nuestra autoeficacia: procesos cognitivos, procesos motivacionales, procesos de selección y procesos afectivos.

En primer lugar los procesos cognitivos. Los efectos de creer en la autoeficacia sobre los procesos cognitivos toman diversas formas. Aquellas personas que tienen un alto sentido de eficacia visualizan escenarios de éxito que proporcionan guías positivas y refuerzan el rendimiento; mientras que aquellas que dudan de su propia eficacia visualizan escenarios negativos y piensan que las cosas pueden salir mal. Una capacidad importante del pensamiento es que las personas pueden prever acontecimientos y desarrollar formas de controlar lo que afecta a sus vidas. Esta capacidad requiere un procesamiento cognitivo eficaz de la información, la cual siempre contiene muchas ambigüedades e incertidumbres. En el aprendizaje de reglas de previsión, la persona debe recurrir a sus conocimientos previos para visualizar lo que puede pasar y, al mismo tiempo, tiene que integrar factores predictivos, de tal manera que revisará sus ideas prefijadas sin condicionarlas por los resultados inmediatos que obtuvo en otros momentos. De esta manera, puede recordar qué estrategias o elementos de acción había probado y cómo funcionaron en otras ocasiones.

En segundo lugar, los procesos motivacionales. La motivación basada en metas personales se rige por tres tipos de influencias propias: la autosatisfacción —y su alternativa, que es la insatisfacción derivada de la propia actuación—, en primer lugar; la autoeficacia percibida en el logro de metas es el segundo factor de influencia; y el tercero es el reajuste de los objetivos personales en función del progreso conseguido. En este contexto estar seguro de la autoeficacia contribuye a la motivación porque determina varios elementos:

  • Las metas que una persona se fija.
  • La cantidad de esfuerzo que esa persona aplica.
  • Cuánto tiempo perseverará si hay dificultades.
  • Su capacidad de resistencia a los problemas.

Cuando te enfrentas a obstáculos y fracasos, si tienes dudas sobre ti mismo y tu capacidad enseguida lanzarás la toalla. Por el contrario, si crees en tu capacidad, aplicarás mayor esfuerzo en caso de que no logres dominar la situación; esa perseverancia contribuye a lograr mejores resultados.

En tercer lugar, los procesos afectivos. La confianza en la capacidad propia ante los problemas modifica el estrés y el abatimiento que se experimentan en situaciones amenazantes o difíciles. De la misma manera, la motivación y la percepción que se tiene de la autoeficacia para controlar los factores de estrés desempeñan un papel clave en los brotes de ansiedad; así, quienes creen que pueden controlar las amenazas pueden evitar que se alteren sus patrones de pensamiento, pero aquellas personas que creen que no pueden manejar las amenazas tienen una probabilidad altar de padecer ansiedad, ya que ven lo que las rodea como una constate fuente de peligro, hasta el punto de preocuparse por cosas que rara vez ocurren, y magnifican la gravedad de las posibles amenazas; es ese pensamiento ineficaz lo que las angustia y afecta su concentración y su capacidad de actuar.

Finalmente los procesos de selección. Todos somos consecuencia del entorno y la confianza en la propia eficacia puede moldear el curso de nuestra vida, ya que influye en el entorno que elegimos y en las actividades que seleccionamos dentro de ese entorno; por ejemplo, evitamos actividades y situaciones que creemos que superan nuestra capacidad. Por las decisiones que tomamos cultivamos distintas habilidades, intereses y conocimientos que nos condicionan; en este sentido, cuanto más alto es el nivel de autoeficacia percibido, más amplia es la gama de opciones que nos planteamos, mayor es el interés en ellas, mejor nos preparamos y más probabilidades de éxito tenemos. Por ejemplo, una persona que confíe plenamente en su capacidad intelectual y de estudio pensará  que puede cursar cualquier carrera universitaria, mientras que alguien que se considere limitado, probablemente solo pensará en aquellos estudios que crea más fáciles o, incluso,  creerá que no puede cursar estudios superiores.

Por tanto, seleccionamos continuamente lo que hacemos, y lo que hacemos estructura buena parte de nuestra vida y es una importante fuente de crecimiento personal. Conseguir la autoeficacia, o al menos buscarla, es un proceso que lleva a la persona no solo al éxito futuro, dentro del proceso de automotivación, sino que sirve para girar la cabeza y darse cuenta de todo lo que se ha hecho hasta el momento, y así reconocer y disfrutar los éxitos pasados, elementos sobre los que se construyen los éxitos futuros.