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Black Friday y Cyber Monday. ¿Y ahora qué?

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Este año viene siendo muy diferente para nuestro planeta. El COVID-19 realmente nos está haciendo repensar absolutamente todo, desde las relaciones personales, incluso con la familia, los comportamientos de compras, el cuidado del medio ambiente y, consecuentemente, las cadenas de suministros.


El Black Friday es históricamente un momento de mucho tráfico para la industria de la logística y viene experimentado un crecimiento constante en los últimos años. Tal es así que inicialmente se celebraba en un solo día y ahora se extiende a lo largo de la semana.


Para esta época, pero en 2017, escribimos sobre los desafíos que implica la logística producto del Black Friday y Cyber Monday. Entre los principales puntos mencionados estaba la planificación, las alianzas estratégicas, los softwares de gestión y la agilidad en la distribución física. Pero nada de lo analizado contemplaba un aislamiento social, donde más de la mitad de los operarios en las fábricas están en sus casas, las rutas de accesos a algunas ciudades están cortadas, los vuelos operan en la mínima expresión y las reglamentaciones siguen siendo una barrera para el uso de la tecnología.


La primera ola de la pandemia ha hecho que muchas empresas (PyME, en su mayoría) queden devastadas, elevando los índices de desempleo y, consecuentemente, dejando a muchas familias sin sus ingresos económicos. Las ventas en general se han visto afectadas y si bien el uso del e-commerce se ha incrementado por el aislamiento social preventivo, no así lo ha hecho la facturación. Con esto nos referimos a que se ha modificado el hábito de compra, pasando de la tienda física a la virtual, pero las ventas se han reducido drásticamente y se limitan al consumo de lo esencial.


Este año, el Black Friday se producirá el 27 de noviembre y el Cyber Monday el 30. En paralelo, una segunda ola de coronavirus aparece en Europa, marcando un nuevo ciclo catastrófico para las personas y los mercados en todo el mundo. Aquellos comercios minoristas que no se han sabido adaptar a la venta online, no podrán ser parte de este evento.


Por otro lado, esta nueva “normalidad” liderada por el home office y el e-commerce, es algo a lo que forzosamente nos hemos acostumbrado. Se podría pensar que existe una necesidad contenida de compra, para aquellos cuyos ingresos financieros no se han visto completamente afectados. La pregunta es si existirá es equilibrio que permita compensar las pérdidas.


Considerando esta segunda hipótesis, aparecen otros interrogantes que impactan directamente en la supply chain. ¿Cómo será la logística para la distribución física de los productos y mercancías compradas durante el Black Friday y Cyber Monday? ¿El consumidor estará dispuesto a esperar más de diez días para recibir sus compras? ¿Qué pasará con aquellos productos que deban ser importados o que viajen de un país a otro?


Las legislaciones para el uso de los vehículos autónomos como el Drone o el Nuro, aún limitan la libre circulación. ¿Serán aquellos trabajadores esenciales del transporte, los que, además de llevar medicamentos y alimentos, entreguen también los productos del evento de e-commerce más grande del mundo?


Sin dudas, alguna solución para la entrega en tiempo deberá plantearse o de lo contrario habrá muchas devoluciones de compras, de aquellos clientes no estén dispuestos a esperar la evolución del coronavirus.


Dejaremos todos estos interrogantes abiertos y retomaremos luego del evento.