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Claves para la gestión de la calidad en la dirección de proyectos

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Entre las principales aportaciones de las metodologías Ágile se encuentra la introducción de la gestión de calidad, una herramienta que ayuda a controlar la calidad del producto en cada una de sus etapas y, por supuesto, antes de la entrega definitiva.

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Pero hablar de calidad en la dirección de proyectos no es referirse a un elemento aislado al que se recurra de vez en cuando. Por el contrario, es una labor estratégica que tiene que ver con acciones, decisiones, procesos, tareas y ejercicios de monitorización que forman parte del día a día de un proyecto.

Ágile es una metodología propicia para ello. Plantea una división del trabajo en iteraciones o fases concretas, que es lo que justamente busca la gestión de calidad para realizar los análisis y evaluaciones correspondientes. Casi podríamos afirmar que están hechos a su justa medida, como las piezas de un puzle.

Principios de la calidad en la dirección de proyectos

Las labores de gestión de calidad en un proyecto tienen dos niveles básicos: la calidad de las acciones que forman parte del proyecto en sí mismo y la calidad del producto, servicio o contenido que se está elaborando.

Al tratarse de un elemento estratégico, el Project Manager y el resto de integrantes de los equipos de trabajo deben seguir 4 líneas fundamentales:

a) Velar por la satisfacción del cliente. Es el ingrediente esencial de todo proceso de gestión de calidad. ¿Para qué realizar una labor de este tipo si no es para aumentar el nivel de satisfacción de quien será el destinatario de nuestro producto o servicio? De ahí la importancia de la adecuación permanente en cada una de las fases del proceso.

b) Prevención antes que inspección. La gestión de calidad no consiste en la corrección de fallos. Al contrario, vela por la planificación de un sistema de prevención que contribuya a anticiparse a los errores o amenazas que puedan surgir durante el proceso. Como bien se sabe, los costes de prevenir son más bajos que los de la implementación de soluciones.

c) Mejora continua de los procesos. No existe gestión de calidad sin un trabajo de mejora continua; son cosas que van de la mano. La mejora continua se basa en el ciclo planificar-hacer-revisar-actuar y busca que en cada iteración o fase se cumplan los objetivos previstos. De esta forma, el resultado final será mucho más acorde con lo planificado al inicio.

d) Responsabilidades de los equipo. Todos los miembros del equipo deben estar involucrados en el proceso de gestión de calidad. Sin embargo, este nivel de compromiso aumenta cuando hablamos de la dirección del proyecto, que es lo que corresponde directamente a un Project Manager. Además de coordinar y velar por que todo siga su curso, al ser la cabeza visible del proceso debe estar al tanto de la asignación de los recursos para medir la calidad de los productos y verificar las tareas de ejecución. ¿Quién mejor que él para hacerlo?

No obstante, hay que ser muy cuidadoso cuando se trata de implementar un proceso de gestión de calidad en la dirección de proyectos. Dos consecuencias negativas que se aprecian con frecuencia son el desgaste de los equipos por un trabajo de monitorización demasiado rígido o, por el contrario, una inspección apresurada y que no sepa detectar los errores en las etapas.

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