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Coaching estratégico, ¿cómo pensar de forma estratégica?

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Uno de los principales aportes del coaching estratégico es que nos ayuda a pensar de forma estratégica. Sí, dicho así suena demasiado obvio, pero si lo miramos con más detalle no lo es tanto. De hecho, es una cualidad que no todos los profesionales del ámbito empresarial logran desarrollar.

Relación entre coaching estratégico y pensamiento estratégico

Lo importante en el área de la gestión no es tanto la estrategia sino el ser estratégico. Y ser estratégico significa, básicamente, tener una mente amplia, transversal e integral.

Para el teórico Rafael Martínez Alonso, por ejemplo, autor de libros como El manual de estrategia, el pensamiento estratégico, sea cual sea el área donde se implemente, tiene como objetivo central dar respuesta a tres asunto fundamentales: cómo anticiparse a los cambios del entorno, cómo adaptarse de manera eficaz a esos mismos cambios y cómo actuar para influir positivamente en ellos.

Martínez Alonso lo denomina el sistema de la AAA: Anticipación, Adaptación y Acción. Su tesis es que cualquier profesional que intente dar respuesta a estos tres asuntos, teniendo en cuenta, claro, las especificidades de cada caso, habrá dado un gran paso para el desarrollo del pensamiento estratégico.

Justamente en estos asuntos se focaliza el coaching estratégico: su función básica consiste en traducir el conocimiento empresarial en acciones concretas que apunten a la solución de estas tres preguntas en diferentes situaciones y contextos.

Acciones del coaching estratégico para una mente estratégica

Seamos aún más concretos: ¿qué acciones, actitudes o aptitudes son necesarias para el desarrollo de una mentalidad realmente estratégica? A nosotros se nos ocurran algunas de ellas a través de la herramienta del coaching estratégico. Mira:

  • Aceptar la ambigüedad como principio de acción. Un buen profesional de los negocios y la gestión empresarial sabe que no existen las certezas. El no saber exactamente qué hacer es el principio de la acción; si lo supiéramos, lo más probable es que no lo hiciéramos. Para vencer la indeterminación y la duda, basta con tener claro que algo debemos hacer.
  • Dudar de cualquier solución que no vaya al corazón de una pregunta estratégica. Hoy día se ha impuesto una cierta tendencia a formular recetas o fórmulas genéricas que corrigen prácticamente todo. Pues no: debes dudar de ellas si el problema inicial sigue sin ser resuelto o si apenas ha abordado uno de sus puntos. Recuerda que hablamos del desarrollo de un pensamiento de tipo estratégico, más no de corte temporal o circunstancial.
  • Tener la certeza (ésta sí) de que las respuestas llegarán. Los procesos estratégicos son producto del análisis, la reflexión y la implementación de una serie de acciones concretas. Si hay una certeza que si debes tener en cuenta en tu rol de profesional de la gestión es que lo que buscas llegará, aunque no sea tan pronto como inicialmente lo esperas. La flexibilidad es fundamental en ello.

Todas estas acciones y puntos clave son objeto de estudio del coaching estratégico, un enfoque que en los últimos años ha ganado protagonismo gracias a que, entre otras cosas, el pensamiento estratégico es un elemento más extendido entre las empresas.

¡Descúbrelo por ti mismo y cultívalo como un valor más!