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Competencias Digitales: Comunicación Digital

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Si tuviera que decir qué es lo que en mi opinión, más ha cambiado en estos últimos 10 años diría, sin lugar a dudas, que es la forma en que nos comunicamos.

¿Qué nos pasó entre 2007 y 2017?

En 2007 gran parte de la población todavía usábamos celulares analógicos y enviábamos mensajes de texto. Unos pocos nos aburríamos en Facebook o Linkedin (desde la PC) porque no había casi nadie.

Sólo 10 años después, mientras escribo este artículo, respondo mensajes, acepto solicitudes y converso con mis estudiantes, de más de 10 países,  en el aula virtual.

En 10 años nos pasó un tsunami por arriba: masificación de redes, WhatsApp, Messenger, Instagram, Snapchat,  Workplace de Facebook para empresas,  formación online, chatbots (IA) y la IoT (Internet de las Cosas).

Todo lo mencionado, se soporta sobre un desarrollo tecnológico (software, plataformas, apps) que tiene como propósito poner en “comunicación” a las personas entre ellas, a las personas con las cosas, a los robots con las personas.

Por eso creo que aprender a comunicarnos eficientemente en el entorno digital ya no es una elección, al menos para todos los ciudadanos que estudian y/o trabajan.

Igual que con La Gestión de la Información, nos cuesta identificar qué es lo que hay que aprender para Comunicarse Digitalmente de forma eficiente, porque es algo que hacemos a diario y donde no hubo aprendizaje secuencial. Sólo intuitivo. Un día bajamos WhatsApp y simplemente empezamos a usarlo.

Pero todo esto sucedió principalmente en el terreno personal, donde no se ponía en juego nuestra imagen. Son muchas las personas que hoy día no usan la mensajería o las redes sociales para comunicarse y conversar con su entorno profesional ( con jefes, colaboradores, proveedores o clientes), porque los nuevos canales de comunicación eliminan “la distancia necesaria” que, por cultura, necesitamos para sentirnos cómodos.

Pero los jóvenes no piensan con esta lógica. Crecieron con los nuevos canales y tienen internalizados los códigos de etiqueta, saben cómo comportarse según quien sea su interlocutor. Por tanto, el desafío de la Comunicación Digital toca a los “inmigrantes digitales” y se logra entendiendo lo que proclamó en 1999 el Maniesto Cluetrain: Los Mercados son Conversaciones.

La clave está en la palabra “conversación”: dos personas que dialogan, alternado el turno para tener la palabra. Como en una conversación telefónica (dos) o en una reunión presencial (varios).

Lo que esto nos marca es que, la comunicación en espacios digitales no tiene la lógica de la palabra escrita (redacción de un mail por ejemplo), sino la lógica de la palabra hablada. Suelo decir que en las redes o en la mensajería “hablamos con las manos”. Esto es lo más atractivo y novedoso de las nuevas formas de comunicación, pero también un gran inhibidor porque sabemos que, cuando hablamos, no controlamos todo lo que decimos, y eso nos expone.

Pero así están las cosas hoy, y no podemos seguir resistiendo. Es menos estresante aprender a desarrollar esta competencia porque hoy toda comunicación, también es digital.

Las empresas ya están casi al 100% conectadas (webs, mail, redes) y necesitan que todo su personal desarrolle esta competencia, para liberar la comunicación por canales digitales tanto con el público externo como con el interno, sin exponerse a crisis de reputación.

¿Qué se espera entonces que haga un profesional que ha desarrollado esta competencia?

Según RocaSalvatella, autor del modelo de las 8 competencias digitales, el profesional debe ser capaz de:

1. Comunicarse de forma eficiente de manera asíncrona

2. Participar activamente en conversaciones y debates online realizando aportaciones de valor

3. Comunicarse de forma eficaz y productiva con sus colaboradores utilizando medios digitales

4. Comunicarse de forma eficiente de manera síncrona online

5. Generar contenido de valor y tener opiniones que ayudan a generar debate

6. Participar proactivamente en entornos digitales, redes sociales y espacios colaborativos online,  

    realizando aportaciones de valor

7. Identificar nuevos espacios en los que participar que puedan ser de interés

8. Establecer relaciones y contactos profesionales con medios digitales

El desarrollo de esta competencia no tiene secretos, pero sí requiere de práctica.

Porque si sólo se han utilizado los canales digitales para comunicación personal, hay que entender los códigos de cada canal y los lenguajes de lo digital con propósitos laborales o profesionales para lograr que el diálogo se produzca sin que ninguna de las partes se sienta  invadida en su intimidad.

La red que ofrece más garantías para empezar a practicar es Linkedin, donde el marco está determinado ya por la naturaleza de la red (red de networking profesional).   Sumarse a grupos y compartir contenido  de valor es el primer paso.

En cuanto a los espacios más complejos donde se desdibuja la línea entre lo personal y lo profesional (Facebook, Messenger y WhatsApp) el truco para encontrar el tono y la posición discursiva es pensar que estamos manteniendo una conversación telefónica desde la oficina o participando de una reunión de trabajo.

Atrás quedaron los tiempos en que podíamos separar los canales de comunicación y después de nuestro horario de trabajo, no recibíamos ninguna comunicación de índole laboral. Hoy nos toca lidiar con un flujo de comunicación que ingresa a nuestras vidas a través del móvil y que no para durante las 24 horas, ni los fines de semana. Aprender a administrar los horarios y tiempos de respuesta, también forma parte del aprendizaje de esta competencia.