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Desarrollo ágil, ¿tendencia puntual o modelo sostenido?

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Si admiras el desarrollo ágil de las empresas o incluso estás pensando en mudarte a este modelo de gestión, es importante que sepas que se trata de una de las tendencias de mayor acogida en el área corporativa. Ahora bien, ¿es sólo eso? ¿Puede hoy todavía hablarse de «tendencia»? Vamos a intentar responder esta pregunta.

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Desarrollo ágil, ¿desde cuándo es una tendencia?

El denominado método cascada se considera como el origen del desarrollo ágil. Fue en los años 80 y 90 del siglo pasado cuando ciertas empresas, aprovechando el cada vez más rápido avance de las nuevas tecnologías y los sistemas software, apostaron por la gestión de proyectos de manera incremental.

Este modelo proponía inicialmente cinco etapas (requisitos, diseño, implementación, verificación y mantenimiento) para avanzar en la gestión y abandonar los modelos de trabajo que se imponían entonces, casi todos lentos y burocráticos.

La idea era ejecutar una acción o proyecto dividiendo las tareas en iteraciones, es decir, momentos que debían aportar un valor incremental al conjunto del proceso. Estaban de alguna forma encadenados y se evaluaban en función del que estaba inmediatamente antes en la cadena, y no al final del todo.

Las soluciones se aplicaban al término de cada una de estas fases, gracias a lo cual el resultado final era, en realidad, la suma de varios resultados parciales. La idea tuvo un gran impacto y desde entonces se popularizó.

¿Por qué el desarrollo ágil es una tendencia de gestión actual?

Son distintas las razones por las que el desarrollo ágil ha logrado consolidarse como una de las tendencias de gestión de proyectos más aplicadas en la actualidad. Vamos a intentar resumirlas de la mejor manera en este apartado:

  • Encaja perfectamente con las necesidades actuales de la gran mayoría de las empresas. Los mercados del siglo XXI demandan rapidez, capacidad de reacción e interpretación, toma ágil de decisiones y, en suma, una gestión cada vez más eficaz y dinámica.
  • Su gran objetivo es el perfeccionamiento gradual de los productos o los servicios de una empresa, algo que en este momento es especialmente valorado por los consumidores. Las marcas que mejor adaptan sus ofertas y propuestas a lo que el cliente quiere son justamente las más exitosas.
  • Aprovecha al máximo las múltiples posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, especialmente cuando se trata de diseñar sistemas software. Las herramientas de carácter incremental van en aumento e incluso hoy día ya es posible ver varias de ellas especializadas en ciertas disciplinas o requerimientos.
  • Como su nombre lo indica, el desarrollo ágil ayuda a las empresas en la tarea de dinamizar sus procesos de manera que respondan a la dinámica de los mercados, la cual está marcada por la competitividad, la instantaneidad y los flujos de información continuos.

Concluyamos: si bien es cierto que el desarrollo ágil empezó siendo una respuesta a la burocracia y los obstáculos de los métodos tradicionales de gestión, y que tardó casi dos décadas en posicionarse, actualmente ha encontrado una plataforma idónea para su acogida: el mundo de las nuevas tecnologías y la información.

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