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El BBVA impulsa la cultura 2.0

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Francisco Gonzalez lo dijo alto y claro durante la International Monetary Conference de Shangai: "Señoras y señores, no se recreen con la desgracia de algunos negocios como consecuencia de la irrupción de las nuevas tecnologías. La siguiente en sufrir, y de qué manera, va a ser la banca, a la que no va a reconocer nadie".

Tras un discurso sin desperdicio, en el que instó a los 80 directivos de los principales bancos del mundo a dejar de pensar en el cambio que está sucediendo y pasar a la acción inmediata, el Presidente del BBVA generó con sus contundentes palabras  una imagen que da cuenta de la urgencia que apremia a todas las empresas – no sólo a la banca – por acometer su transformación cultural: la gente quiere oficinas de atención al público en las Redes Sociales. Y alguien tendrá que atenderlas. Otras de las frases de su discurso fueron:

  • ”Hay que contar con una plataforma que pueda integrar toda la información y todos los puntos de contacto posible con el cliente de forma sencilla”.
  • “Hoy los clientes postean una pregunta en Twitter y esperan tener una respuesta casi inmediata”.
  • "M-Pesa de Vodafone  ya mueve más dinero en Kenia a través de móviles que muchos bancos en países desarrollados. Y es que hay 4.700 millones de usuarios en el mundo de esta telefonía frente a los 1.200 de servicios bancarios"

Es decir, con más de  la mitad de la población comunicándose a través de sus celulares (somos 7.000   millones y hay 6.800 millones de números de teléfonos móviles en activo) y esperando ser atendidos en el entorno digital por proveedores, clientes, prestadores de servicios, amigos, administración pública o los profesores de sus hijos, parecería que hay que apurarse a implementar los “Mostradores virtuales de Atención al Público”. Porque si el cliente en cuestión no encuentra quién lo atienda, irá a su Facebook o su  Twitter a compartir su queja con cientos de miles de personas.

Lo cierto es que, en la mayoría de las empresas que ya han desarrollado sus canales digitales, la gestión de los mismos está a cargo de las áreas de Comunicación y Marketing con propósitos de branding, posicionamiento, relacionamiento, difusión o e-commerce.

Pero la gente quiere interactuar con la empresa, ya sea en el plano físico o en el virtual, según  le quede más cómodo. Y eso implica alinear a toda la organización para que todos los colaboradores que hoy tienen algún contacto o relación con el público (y sus jefes) puedan desempeñar su trabajo con eficacia y eficiencia también en las plataformas sociales.

Muy pronto, cuando un empleado nuevo se incorpore a una organización, debería recibir en su proceso de inducción, además de su dirección de mail, extensión de teléfono y reglamento interno, su usuario de redes sociales junto con las normas de comportamiento en las mismas, Manual de Uso y Estilo, el  Protocolo de ORM (Online Reputation Management) para saber cómo actuar en casos de crisis, y lo más resistido hasta ahora en las organizaciones: todo empleado va a tener no sólo acceso a Internet, sino estar conectado durante sus horas de trabajo a las redes sociales.

El desafío no es menor. Porque todos sabemos que las redes sociales, para algunos, son adictivas. Pero no hay otro camino posible, salvo como dice Francisco González en su alocución, trabajar por una profunda transformación cultural y organizacional.  Manuel Castells, el sociólogo español señala,  en relación a la supuesta dicotomía entre virtual y real, que "Lo real es todo. Hoy día, cuando usted está en las redes sociales, es usted. De lo más real que hay en nuestra vida es lo que vivimos en Internet”.

Si el cliente es el Rey, y decide vivir (también) en Internet, pues a acelerar los cambios o resignarse a perder mercado.