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El futuro del Trabajo: El auge de la “Useless Class”

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Seguramente habréis oído hablar de Yuval Noah Harari (YNH); es el filósofo de cabecera de Silicon Valley, y autor del muy recomendable libro Sapiens, y de los también recomendables pero menos, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI. YNH se ha puesto de moda. Sus libros están siempre entre los más vendidos y recomendados. Se ha convertido en una celebrity.

“Useless Class”

Hay dos conceptos en los libros de YNH que son muy interesantes y que requieren una profunda reflexión. Por un lado, el concepto de Useless Class que introduce en su libro Homo Deus y que desarrolla en 21 lecciones para el siglo XXI. Básicamente, este concepto sirve para definir a aquellas personas que quedarán fuera del mercado laboral por que no serán capaces de reciclarse en nuevas profesiones, una vez que las suyas estén asignadas a inteligencias artificiales en forma de algoritmos o robots. Y no serán capaces por, o bien limitaciones intelectuales ante un salto cualitativo de conocimiento, y habilidades demasiado grandes, o bien por un tema de actitud ante el cambio, o porque el sistema destruirá más puestos de trabajo de los que creará y no se necesitarán tantas personas trabajando, ya que las máquinas se ocuparán de una gran parte de las tareas.

Fuente imágen: Center for Generational Kinetics

La semántica del concepto me parece muy dura: clase inútil, pero que puede ser una realidad en breve. Y si sucede, el mayor reto será, el de darle sentido a las vidas de estas personas que no podrán (¿podremos?) ni tendrán (¿tendremos?) que trabajar ya que con el impuesto sobre la automatización por los que muchos apuestan, se podrá pagar una renta básica universal. Pero ¿cómo le das sentido a una vida en este contexto sin incentivos? ¿Volveremos a la época de los griegos dónde muchos se dedicaban a la contemplación y el estudio? ¿O bien seremos esclavos de las pantallas?

Sobre el futuro del trabajo se está escribiendo mucho, y una corriente mayoritaria de argumentos apuesta por una repetición de lo que ha pasado históricamente ante cada revolución tecnológica y sus consecuencias en la sociedad: se crearán nuevos empleos que compensarán con creces los que se destruyan por la aplicación de las nuevas tecnologías. No digo que no pueda ser así, pero esta argumentación me recuerda a la letra pequeña de los anuncios de productos financieros de ahorro: rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras. O lo que es lo mismo, la historia no tiene por qué repetirse. Puede que en la revolución digital en la que estemos inmersos, las consecuencias sean diferentes a las revoluciones anteriores. Diferentes para peor. Estamos ante una tecnología con un poder sin precedentes. Por primera vez, la tecnología sobrepasa las capacidades cognitivas del ser humano, no sólo físicas. ¿Estamos entrando en el posthumanismo donde el ser humano ya no será el macho alfa de la civilización? Son debates en los que asoma siempre la imagen de Matrix.

Redes Inteligentes

La segunda reflexión de la lectura de los libros de YNH es el concepto de red como forma de organización superior a la de un sistema basado en la suma de seres humanos con una menor densidad de conexiones entre ellos. La creación de conocimiento es acumulativa, y el proceso de transmisión entre humanos está basado en diferentes soportes, como las historias que pasan de generación en generación, los libros, internet etc. Los avances requieren procesos de actualización de los nuevos integrantes de la red, y estos procesos son lentos (aprendizaje). Además, la complejidad de los diferentes retos hace que cada vez se requiera mayor especialización y colaboración multidisciplinar. Esta colaboración no se produce de forma espontánea sino que es muy costosa (costes de transacción). Ahora pensemos en una red neuronal basada en inteligencia artificial que se actualiza de forma instantánea (como un update de software) y donde todos los nodos tengan acceso a la misma información. Una red donde la información fluya en tiempo real y sin latencia en el aprendizaje. Es imbatible.

Una visualización de una red neuronal artificial con nodos y los enlaces entre ellos. Fuente: Jonathan Heathcote

¿Qué podemos los seres humanos en este contexto? Solo se me ocurre una cosa: tener la capacidad de estar aprendiendo constantemente cosas nuevas. Ejercitar el músculo del cerebro con el mismo ahínco con que ejercitamos el resto de músculos. El cerebro nos puede permitir seguir siendo competitivos en una sociedad digital y posthumanista. Los bíceps, lo dudo.