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El jefe de equipo y la creación de la identidad de grupo

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La creación de una identidad de grupo puede ayudar al jefe de equipo a obtener mejores resultados. Las barreras que hay que superar en este proceso tienen que ver con dos factores principalmente: el que, a menudo, las personas que se reúnen para completar un trabajo no se conocen entre sí y que deberán desarrollar su labor en un entorno de estrés, como es todo proyecto, debido a los plazos, las limitaciones y la incidencia de otra serie de aspectos que complican las relaciones entre los individuos con un objetivo común.

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La misión del jefe de equipo: superar problemas

Cuando el sentimiento de identidad de grupo es fuerte y se basa en un vínculo humano sólido, superar los problemas que se pueden encontrar a lo largo del camino resulta menos complicado. Para conseguirlo, es importante que el jefe de equipo tenga claro el propósito de su grupo de trabajo y sepa animar a los miembros del equipo a apoyarse unos a otros mientras trabajan juntos para lograrlo. Entre las acciones que el jefe de equipo deberá emprender se encuentran:

1. Aclarar visión del equipo y las relaciones de trabajo: trabajar conjuntamente y desde el primer momento con los miembros del equipo para desarrollar la misión del proyecto que les ha sido encomendada, de forma que todos los miembros del grupo la puedan comprender y se sientan identificados con ella. Es importante ofrecer a cada persona la oportunidad de familiarizarse con los estilos y métodos de trabajo de los demás.

2. Definir procedimientos de equipo: animar al equipo a desarrollar sus propios procedimientos de trabajo, en lugar de adoptar otros genéricos o los que se han impuesto desde las áreas de especialización. En el desarrollo de esta forma de trabajar personalizada es recomendable inspirarse en las mejores prácticas que cada miembro del equipo recomiende, desde su experiencia.

3. Clarificar la autoridad de cada persona: los miembros del equipo pueden tener que representar a sus áreas funcionales al tomar decisiones del proyecto. Aclarar la necesidad de defender los intereses del grupo es un proceso difícil, en algunos casos, pero siempre beneficiosos en el largo plazo.

3. Apoyar el buen funcionamiento del equipo: desde la implicación con el trabajo y el fin, ayudar a las personas a establecer relaciones interpersonales cómodas y productivas. Monitorizar la evolución de estos vínculos a lo largo del desarrollo del proyecto e intervenir como mediador para solucionar los posibles conflictos que puedan surgir.

4. Coordinar las aportaciones individuales: ésta es, quizás, la función más estratégica del jefe de equipo y, pese a que no influye directamente en la creación de un sentimiento de identidad de grupo, despeja el camino para lograrlo. Su misión en este campo es asegurarse de que los niveles de rendimiento son los esperados y que la participación de unos miembros del equipo no afecta negativamente al trabajo de otros. El jefe de equipo debe actuar como intermediario entre el director de proyecto y los miembros de su grupo. Su labor es crítica para la consecución de los objetivos asignados y, por eso, en su trabajo necesita:

  • Entender el propósito de proyecto y la misión del grupo.
  • Conocer con qué medios cuenta su equipo para lograr resultados.
  • Saber qué se espera de ellos.
  • Integrarse con el equipo, como uno más.
  • Tratar de dejar de lado la rigidez y los formalismos, y primar la flexibilidad, que permite una mejor adaptación a los cambios.

 

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