Gestión Lean: tres fundamentos y seis principios
De la gestión Lean hemos hablado en otras oportunidades, especialmente cuando se trata de describir sus beneficios, utilidades, limitaciones y hasta ventajas frente a otros modelos de gestión de proyectos. ¿Lo recuerdas?
Pues bien, hoy queremos retomar este tema y ofrecerte un nuevo enfoque sobre esta metodología: conocer los fundamentos de su filosofía y los principios sobre los cuales se asientan las características del modelo ideado por el empresario japonés Taiichi Ohno.
Los tres fundamentos del modelo de gestión Lean
«Lean» es un término originario del inglés y que traducido al español significa flaco, delgado y hasta esbelto. Sin embargo, aplicado al campo de la gestión empresarial, su uso más extendido es el de «ajustado».
Esto encaja a la perfección con la esencia del concepto de la gestión Lean, que se basa en una dirección ceñida estrictamente a lo necesario y sin duplicidades ni gastos que no estén justificados. Veamos los fundamentos centrales del modelo:
1. Aportar valor a los clientes:
Lean aspira a elaborar un producto que resuelva plenamente las necesidades de los consumidores; la idea es proporcionarle lo que quiere, como lo quiere y en el momento exacto en que lo demande.
2. Desarrollar proyectos flexibles:
Como la idea es ofrecer soluciones a los consumidores en cualquier momento, la gestión debe ser necesariamente flexible y adaptarse a cada contexto y situación.
3. Eliminar el despilfarro:
Lean no tolera las funciones duplicadas, la burocracia y el despilfarro durante las fases de ejecución de un proyecto. La máxima es una sola: todo aquello que de una u otra forma no pueda apreciar el cliente debe desaparecer.
La gestión Lean y sus seis principios básicos
Una vez examinados los tres fundamentos de la gestión Lean, conviene mirar lo que constituye su principal complemento: los 6 principios en los que se basa la acción de este modelo en cualquiera de las áreas donde sea implementado.
- El problema o la necesidad del consumidor debe quedar completamente solucionado. Lean es exitoso justo por eso: no detiene su acción hasta cuando lo que ha motivado su acción ha quedado subsanado.
- Minimizar los costes, tanto del consumidor como del producto. Eso sí, este punto no puede poner en riesgo la calidad del mismo.
- Ofrecer al cliente o consumidor exactamente lo que demanda. No valen los productos intermedios o las soluciones fraccionadas.
- Proporcionar el valor del producto o servicio justo donde sea demandado y cuando sea demandado. Un error tanto en el plazo de entrega como en el lugar de solicitud puede acarrear una necesaria pérdida de valor.
- Ofrecer el valor del producto en el momento justo en que sea demandado.
- No remitirse a soluciones existentes, pues Lean es un modelo orientado a la formulación de acciones innovadoras. ¿Para qué realizar el lanzamiento de un producto basado en elementos que ya son conocidos?
No dejes pasar esta ocasión para estudiar a fondo las posibilidades de la gestión Lean en tu campo de desempeño habitual. Sea cual sea, siempre te ofrecerá alguna ventaja o beneficio si sigues tanto sus fundamentos como sus principios.