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Internacionalizar una empresa: principales retos

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Los beneficios de internacionalizar una empresa son numerosos. De ellos hemos hablado en otras ocasiones. Sin embargo, aún no nos hemos referido a los retos que supone dar un paso de esta magnitud, independiente de cuál sea el área de desempeño.

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El enorme reto de internacionalizar una empresa

Vamos partir de un hecho indiscutible: la internacionalización de una empresa es un reto en sí mismo, pues no todas están en condiciones para ello ni tienen el suficiente valor para arriesgar parte de su capital en la incursión en el escenario internacional.

Traspasar las fronteras de lo local o nacional y arribar a un mercado global no garantiza ningún beneficio per se. Si bien constituye una gran oportunidad para el crecimiento, la rentabilidad y el hallazgo de nuevos nichos de mercado, el proceso de consolidación suele ser progresivo y, al menos en sus primeras fases, no tan viable como esperamos.

Internacionalizar una empresa supone el abandono de una especie de incubadora local o nacional, especialmente entre las Pymes, así como lanzarse de lleno a retos a los que de ninguna otra forma nos enfrentaríamos.

Internacionalizar una empresa: ¿a qué retos nos enfrentamos?

El escenario comercial global obliga a las empresas a hacer un esfuerzo doble en todos los sentidos. De hecho, no es raro descubrir que lo que en el plano local o regional era eficaz, aquí, en el escenario internacional, no tiene ningún efecto.

Se trata, digamos, del primer reto que supone dar este importante paso. Ahora bien, ¿de qué otros retos estamos hablando? ¿A qué nos enfrentamos realmente llevando a cabo la internacionalización de una empresa?

  • Optimizar los procesos para alcanzar mayor competitividad, pues al aumentar el tamaño del escenario comercial, aumenta también la exigencia para quienes tomar parte activa de él. En este sentido, la pregunta previa que debes hacerte es: ¿está realmente preparado mi negocio para un alto de competencia?
  • Adaptarse a las condiciones del nuevo escenario, que en ningún caso serán iguales a las del mercado local. Es común que las variaciones tengan que ver con temas como la estacionalidad de los productos, los precios, la entrada de nuevos competidores, los ciclos de demanda, etc.
  • Crear un departamento o área específica para la exportación de los productos, artículos o servicios, aun sin que la empresa experimente cambios en su estructura o mapa corporativo. La incorporación de este órgano no sólo debe hacerse efectiva en el plano económico y de recursos, sino sobre todo como un elemento esencial de los fundamentos de la empresa.
  • Elegir el canal de venta más adecuado a la oferta y que sobre todo haga posible que el producto llegue a manos de los consumidores. Sin embargo, eso no significa que deba ser siempre uno o el mismo. Los canales pueden variar en función de las condiciones o exigencias del contexto. Todo dependerá de las tendencias, a las que, por cierto, también habrá que aprender a mirar.

Como ves, internacionalizar una empresa no sólo supone el reto ya conocido del posicionamiento de una marca. También hay otros de carácter interno que requieren de cambios y nuevas decisiones en el seno mismo del negocio. ¿Estás preparado para ello?

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