Las direcciones financieras ante la economía de guerra

Las direcciones financieras ante la economía de guerra

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Cómo deberían reaccionar las direcciones financieras de las compañías ante una economía de guerra

En estos días es difícil hablar de otro tema que no sea la situación bélica en el Este de Europa: en lo que nos ocupa en este blog nos centraremos más en las consecuencias económicas que en las políticas o de otra índole. En esa línea, vamos a analizar en este post cómo deberían reaccionar las direcciones financieras de nuestras compañías ante lo que se puede denominar ya como una economía de guerra, como ya hicimos con una serie de artículos que analizaron la anterior situación extraordinaria que nos tocó vivir recientemente con la pandemia del COVID. 

  • Foco en la caja y medidas de ahorro: 

Al igual que comentamos al inicio de la crisis del COVID: ante una situación incierta que puede afectar la supervivencia de nuestra compañía, las direcciones financieras tienen que poner el foco en la caja disponible. En ese sentido, se debe preparar una previsión de tesorería para los próximos trimestres, y plantear sensibilidades que demuestren una situación de caja confortable ante potenciales escenarios adversos. Además, debemos plantear desde ya potenciales medidas de ahorro en operativa e inversiones que se puedan implementar rápida o gradualmente para mejorar la tesorería ante un empeoramiento de la situación; y preparar con nuestras entidades financieras (quizá con apoyo gubernamental si está disponible) líneas de liquidez adicionales a las que acudir si lo llegamos a necesitar. 

  • Reacciones rápidas ante cambios súbitos 

En la situación bélica en que nos encontramos, van a producirse cambios muy rápidos en el entorno económico; por ejemplo, en política monetaria, fiscal o regulatoria como reacción gubernamental a situaciones sobrevenidas en la volátil situación política. Así, hay que estar preparados para escenarios de subidas de tipos de interés, devaluaciones de moneda, sanciones a países o empresas; o incluso controles estatales de precios. Por ello, las direcciones financieras deben estar atentas a los cambios que se anuncien y puedan afectarles; así como estar preparados para ser ágiles en la toma de decisiones que adapten rápidamente las políticas y acciones corporativas a la nueva situación. 

  • Preparación ante complicaciones logísticas 

Con los espacios aéreos parcialmente restringidos y las rutas marítimas limitadas, las compañías ya están sufriendo complicaciones logísticas que complican el acceso de materiales, y parece que estos problemas pueden aún ir a más. Para afrontar esta situación; además de colaborar con el resto de la compañía en buscar proveedores locales sin estas contingencias, las direcciones financieras deben tener muy controlado el capital circulante para los suministradores existentes y preparar crédito para contratar nuevos. Finalmente, la misma problemática puede aplicarse en el lado del envío de producto manufacturado si es el negocio de nuestra compañía.  

  • Reevaluación estratégica ante el rebalanceo de sectores 

En situaciones de guerra, la economía se rebalancea hacia sectores estratégicos como el militar o el sanitario dejando de lado otros negocios menos importantes en este momento. La compañía deberá reevaluar la estrategia corporativa de acuerdo con estas variaciones en la demanda; pero las direcciones financieras en concreto tienen que reevaluar el estado financiero de sus clientes y proveedores según como cada uno pueda sobrevivir en esta situación.