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Logística integral, ¿clave para el alto rendimiento?

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La logística integral son todas aquellas decisiones, estrategias y acciones concretas que ayudan a aumentar la productividad de la cadena de suministro y, de esta manera, cumplir con los objetivos comerciales previstos.

No es ninguna novedad afirmar que la logística es fundamental para agrupar todas las actividades que pertenecen al flujo productivo de un negocio. Sin embargo, la clave de este concepto reside en cómo se implementa, es decir, si de forma parcial, secuencial o integral. En términos de rendimiento empresarial, la diferencia puede ser esencial.

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¿Cuáles son los objetivos de la logística integral?

La logística integral puede entenderse como un modelo de organización y gestión según el cual todos los departamentos, áreas o dependencias de empresa están al tanto de las acciones que conforman la cadena productiva. Es decir, nadie se queda fuera de la misma y, por tanto, los resultados tienden a ser más satisfactorios.

Esto es así tanto en las multinacionales y las grandes empresas, cuya estructura suele tener varios niveles de complejidad, como en los pequeños y medianos negocios, que buscan un mayor rendimiento y aprovechamiento de los recursos que tienen a mano.

En términos generales, la logística integral busca el aumento del rendimiento en las cadenas productivas, teniendo en cuenta que estas nunca son iguales pero, a la vez, enfatizando en algunos elementos como los siguientes:

  • Generar respuestas rápidas:

La capacidad de respuesta debe enfocarse principalmente en dos aspectos: eliminar los obstáculos o elementos que no producen valor en las cadenas productivas y, al mismo tiempo, responder con acierto a las inquietudes de los clientes. O dicho de otro modo: ¡debemos estar a la altura de los retos de la producción!

  • Mejorar la calidad de los productos:

La logística integral no sólo se centra en el producto sino, también, en las fases de diseño y elaboración. El reto en este caso es alcanzar una política de negocio que sea cero tolerante con los defectos y que aspire a la máxima calidad de los productos.

  • Disminuir los costes:

Es uno de los objetivos por las que más empresas optan por un modelo de logística integral. Si se optimizan las tareas y los procesos internos, lo más normal es que las cadenas productivas se vuelvan más eficientes, algo que a largo plazo supone una disminución de los costes y las inversiones.

  • Reducir el inventario:

El objetivo en este caso no es eliminar del todo el inventario, pues es un elemento clave para saber con qué recursos contamos en una cadena productiva. Más bien se trata de eliminar aquellos elementos que no aportan valor o que suponen una serie de gastos innecesarios. ¿Cuánto del inventario podemos eliminar? Lo suficiente como para encontrar un equilibrio entre lo que allí se registra y nuestros objetivos.

Entre los elementos que más resistencia ofrecen a un sistema de logística integral se encuentran las estructuras corporativas demasiado rígidas, los problemas relacionados con la propiedad del inventario, la falta de equipos tecnológicos adecuados, las tareas mal planificadas y la comunicación deficiente entre las áreas del negocio.

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