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“Nada mata un mal producto más rápido que la buena publicidad”

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Gran frase leída en una entrevista al publicista Toni Segarra. Son de aquellas cosas que cuando las lees parecen obvias, pero que tiene su enjundia. Y es el que el marketing no puede arreglar un mal producto… ¿o sí? Vamos por partes.

Los profesionales del marketing suelen ser gente lista. Tienen claro que su misión es la de ayudar a vender. Son la avanzadilla que aplana el camino para que luego la fuerza de venta acabe el trabajo. Y en los tiempos que corren se enfrentan a un gran reto: vender productos/servicios que la gente no necesita. Y uno no es consciente hasta que se cambia de piso. Lo que hacen los marketinianos es un arte y están teniendo éxito. ¿Cómo? Desafiando a la física de Einstein. Ante la imposibilidad de alargar el tiempo lo están ensanchando. Han conseguido que consumamos más en la misma unidad de tiempo. Los amantes de la productividad le llaman multitasking o procrastinar, pero la realidad es que nunca el tiempo ha sido tan caro. Somos capaces de ver la televisión (que es la antigua radio que siempre está de fondo) mientras leemos el periódico, consultamos el móvil y departimos con nuestra pareja. Los semáforos son grandes yacimientos de productividad. Segundos que nos permiten escribir whatsapps, contestar un email, leer las noticias, seguir la partida del candy crush, o todo a la vez mientras escuchas música en la radio. Antes mirabas al frente o te tocabas la nariz, ahora consumes. Piensa y encontrarás más ejemplos. Por lo que hay que sacarse el sombrero con la gente de marketing. Son muy buenos.

Pero como todo lo bueno tiene algún contra. Y se llama sostenibilidad. Se llama valores. Se llama educación. Se llama economía. Y hemos entrado en una rueda en que el crecimiento depende del consumo. Y el consumo da síntomas de agotamiento. Bien porque no hay más dinero o bien porque la gente empieza a tomar conciencia de su consumo desmedido. Por lo que volviendo a la frase inicial dirigida a los profesionales del marketing: necesitamos productos que resuelvan problemas reales de forma eficiente. Por favor, pensemos en vez de aumentar la tasa de ruido y bombardearnos con inputs para convencernos. En mi casa no cabe nada más.

PD: Me perdonen por esta entrada tan “anti-marketing” pero me acabo de cambiar de piso y estoy en shock postraumático tras la mudanza. Camión y medio. Y yo que pensaba que era minimalista.

Escrito por Santi Román