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¿Qué competencias debes desarrollar para ser un director de producción?

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Hasta hace relativamente poco, un director de producción se ocupaba de la gestión y administración de los bienes o recursos materiales con los que contaba una empresa. Era una función técnica y basada únicamente en la eficiencia.

Sin embargo, con el paso de los años fue inevitable que se produjera un cambio en la concepción de este cargo. Su campo de acción se amplió progresivamente y a día de hoy es uno de los más importantes en el mapa corporativo.

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Director de producción, pieza clave en las empresas

El director de producción tiene como tarea fundamental la integración de la parte humana con la parte técnica de las organizaciones. Es el que se encarga de planificar las tareas de los trabajadores de forma que obtengan los mejores niveles de rendimiento, eficiencia y productividad para el conjunto de la empresa.

Esta condición les convierte en una especie de enlace directo entre la alta gerencia y el resto de colaboradores. Es común que se desempeñen tanto en las fábricas o plantas de producción como en las oficinas. Cumplen, pues, una labor integral.

El director de producción debe permanecer atento al buen funcionamiento de la línea de producción de las organizaciones y de que los recursos empleados sean los más indicados y tengan la calidad necesaria. Cualquier variante en este sentido le obligará a tomar medidas para que los procesos no se detengan.

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Habilidades propias de un director de producción

Como vemos, el director de producción es un cargo de gran responsabilidad, pues de él depende el buen funcionamiento operativo de las empresas. No cualquiera puede ocuparlo; de hecho, es necesario el desarrollo de ciertas habilidades que garanticen un buen desempeño, entre las cuales destacamos:

  • Prontitud y coherencia en la toma de decisiones. Una constante en su labor diaria es la toma de decisiones. Son varios los frentes que debe atender y por ello hacerlo rápidamente y sin contradicciones.
  • Gestión del tiempo. Debe saber manejar su tiempo, claro, pero también el de los demás. Recordemos que es quien se encarga de establecer los plazos para la ejecución de actividades en escenarios concretos.
  • Creación y generación de estrategias. Le corresponde, además, pensar de forma estratégica. Es decir, sus ideas no pueden ser a corto plazo ni involucrar en ellas a unas cuantas áreas en detrimento de otras. Todo lo que haga y decida debe ser transversal y aplicable a la organización en su conjunto.
  • Flexibilidad. Como son tantos los frentes que debe atender, no puede adoptar una postura rígida. Todo lo contrario, una de sus grandes virtudes es que puede adaptarse a las distintas circunstancias que se le presenten y responder a ellas de forma eficaz. En eso consiste la flexibilidad.
  • Dirección y supervisión de personal. No todo es gestión de maquinaria o de recursos técnicos. Al director de producción también le compete tratar con el personal que forma parte de los procesos y conocer sus inquietudes, opiniones, valoraciones y recomendaciones. La asignación de roles, otra de sus funciones, está ligada a temas como la productividad y el desarrollo profesional.
  • Negociación. Es una especie de enlace entre distintas partes que componen una empresa. Por tanto, a la hora de implementar sus estrategias, debe tener el tacto suficiente y una buena capacidad de negociación.

Si aspiras a ser un director de producción, ten en cuenta que las competencias que te exigirá el cargo serán las propias de alguien que actúa en varios frentes a la vez y sabe responder a las distintas demandas con eficacia y sentido de la oportunidad.

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