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Balanced scorecard y su aplicación en Project Management

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En Project Management existe una serie de conceptos que, muchas veces, no sabemos lo que significan hasta que conocemos su traducción al español. Este puede ser el caso de Balanced Scorecard.

Quizá sabiendo que, al traducir este término al español, significa cuadro de mando integral, quizá ya lo reconozcas. Pero si no es así, no te preocupes. En este post hablaremos sobre ello y te aclararemos la importancia del Balanced Scorecard para el Project Management.

Balanced Scorecard: qué es

En primer lugar, por si no tienes familiaridad con el término, aclaremos a qué nos referimos cuando hablamos de Balanced Scorecard o cuadro de mando integral.

Un Balanced Scorecard, también conocido por sus siglas BSC (o CMI en español), es una herramienta que facilita la gestión estratégica de la empresa en general o de un proyecto en particular.

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Toda empresa y todo proyecto se guían por una estrategia más o menos compleja. Pero ¿cómo y cuándo se alcanzan los objetivos marcados por dicha estrategia? ¿Ha sido necesario en algún momento corregir la estrategia sobre la marcha y emplear la táctica? ¿Cómo beneficia dicha estrategia a la toma de decisiones? El Balanced Scorecard permite registrar toda la información relevante y, con ella, responder a estas y otras muchas preguntas.

Ahora bien, ¿cómo se elabora y aplica un Balanced Scorecard eficaz y sin errores? Veámoslo.

Balanced Scorecard: cómo elaborarlo

En un post anterior ya hablamos acerca de cómo elaborar un cuadro de mando integral y pusimos un ejemplo claro y conciso. Por aquel entonces, lo establecimos en función de objetivos y KPIs. Sin embargo, ahora lo veremos desde otra perspectiva que contribuirá a hacerlo más rico y productivo.

En primer lugar, debemos recordar que un Balanced Scorecard se sostiene sobre cuatro perspectivas principales:

  1. Finanzas. Todo lo relativo al capital económico del que dispone la empresa o un proyecto concreto y de cómo lo emplea y lo ha empleado en el pasado.
  2. Clientes. Todo lo relativo a las relaciones tanto con los clientes actuales como con los clientes potenciales, bien sea de la empresa o de un cliente concreto (para el que se desarrolla un proyecto o el público objetivo del mismo).
  3. Procesos. Todo lo relativo a los procesos internos de la empresa o de un proyecto, es decir, a las formas en las que esta funciona para alcanzar sus objetivos.
  4. Personal. Todo lo relativo a los recursos humanos de la empresa y, en el caso del Project Management, al equipo de personas que trabaja en un proyecto determinado.

Para cada una de estas cuatro perspectivas, que pueden formar las filas de una tabla, deben establecerse los siguientes aspectos, que pueden quedar reflejados cada uno en una columna:

  1. Objetivos. En esta columna debemos indicar qué queremos alcanzar en cada una de las áreas ya mencionadas. Si puede ser de forma SMART, mucho mejor.
  2. Indicadores. Se trata de las variables que podremos analizar más adelante para saber si hemos cumplido correctamente un objetivo o no.
  3. Tiempos. Hacen referencia a la calendarización, tanto la planificada como la empleada finalmente.
  4. Planes de acción. Se refieren a las formas de ejecución que se llevarán a cabo para alcanzar los objetivos definidos.

De este modo, obtendremos una tabla que nos servirá de guía en todo momento para la puesta en marcha de la estrategia empresarial o de un proyecto.

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