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¿De qué depende el éxito de los proyectos ágiles?

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Las metodologías Ágiles no garantizan el éxito de un proyecto por sí solas. Si bien nos proporcionan un marco de acción para hacer más eficaces nuestras labores de gestión, son insuficientes si no se tienen en cuenta algunos factores.

Sí, quizá algunos medios, plataformas y sectores de los negocios las hayan acogido con una efervescencia propia de las religiones o las fórmulas mágicas. Sin embargo, están lejos de ser tanto lo uno como lo otro.

En realidad, los proyectos ágiles requieren una ejecución planificada, estratégica, integrada y eficaz que no depende de la herramienta en sí misma, sino sobre todo de la manera en que la implementemos para la consecución de objetivos.

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Elementos de éxito en la ejecución de proyectos ágiles

Yendo un poco más al punto que nos ocupa, debemos decir que los elementos básicos para que los proyectos ágiles tengan éxito son en realidad los mismos principios en los que se basan metodologías como Scrum o Kanban, entre otras.

O dicho de otro modo, si aspiras a que tu proyecto tenga éxito gracias al modelo Ágile, no debes olvidar estos 4 aspectos básicos:

1) La integración del equipo:

En el lenguaje de Scrum, que es una de las herramientas Ágile por excelencia, al grupo de trabajo se le denomina Scrum Team. Son todos aquellos que participan en las tareas y cuentan con un nivel de responsabilidad dentro del proceso.

Pero su importancia va mucho más allá. Sus miembros no sólo deben estar capacitados para el desarrollo de las funciones, sino que además tienen que saber adaptarse a las exigencias que el propio proceso les demanda. Es indispensable que sepan cuándo se están acercando a los objetivos y, a la vez, cuándo se alejan de ellos.

Asimismo, los equipos de trabajo deben ser multidisciplinares, poseer un alto grado de autonomía (sin poner en riesgo los objetivos generales) y tener la capacidad suficiente para repartirse el trabajo y tomar sus propias decisiones.

2) Las iteraciones:

Un proyecto ágil sin iteraciones no es un proyecto ágil. Así de sencillo. Las iteraciones o ciclos de trabajo son parte fundamental de este modelo.

Sin embargo, eso no quiere decir que todas las tareas deben ser consideradas como tal. Las iteraciones están conformadas por tareas similares o que tienen un mismo objetivo, de modo que sólo allí, en dicha epata del proceso, encuentran su lugar idóneo. Si no encajan es porque deben ser agrupadas en otra iteración.

Otra forma de establecer las iteraciones es de acuerdo a la complejidad de las tareas previstas. Hay algunas que no pueden desarrollarse en un solo ciclo, sino que necesitan el desarrollo de varias fases.

3) La flexibilidad:

Si algo caracteriza a los proyectos ágiles es que tienen un alto grado de flexibilidad. De ahí que herramientas como Scrum o Kanban sean las opciones predilectas cuando se trata de gestionar proyectos con altas dosis de incertidumbre. Ser flexibles nos permite adaptarnos a las condiciones del terreno y evita que nos concentremos con demasiada rigidez en aspectos que en realidad no son necesarios.

4) Valor frecuente de la propuesta:

Gracias justamente a la flexibilidad y al sistema de iteraciones, los proyectos ágiles generan valor continuamente. ¿Cómo? Realizando entregas parciales del producto o servicio que se está elaborando. A esto es a lo que llamamos valor. Si tu proyecto ha dejado de generar valor, debes saber que ha dejado de ser un proyecto ágil.

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