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Gestiona tus proyectos con la metodología Agile

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Actualmente, uno de los retos más comunes de las empresas de nuestro entorno es gestionar proyectos con metodologías cada vez más eficientes. Los métodos tradicionales de gestión de proyectos han proporcionado a las empresas numerosas ventajas, entre las que cabe mencionar herramientas métricas, estadísticas, cronogramas o técnicas de reporte parcial, entre otras. Es decir, el proyecto se subdividía en actividades sobre las que sus responsables iban informando en relación a su desarrollo y cumplimiento. En algunos casos, más que una forma de abordar la gestión de los planes de empresas, esta metodología hacía parte de la filosofía corporativa y determinaba la estructura de la compañía. Si bien es cierto que muchas empresas siguen empleando estos métodos a la hora de poner en marcha un proyecto, en los últimos años han surgido nuevas técnicas para agilizar la gestión de los mismos, sobre todo si tenemos en cuenta que las exigencias del mercado en cuanto a posicionamiento son cada vez mayores.

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La técnica Agile. Pasos y objetivos

Uno de estos métodos es la Gestión Ágil de Proyectos (Agile Project Management), el cual ha ido sumando adeptos entre ciertos sectores de empresa. A primera vista, no difiere mucho de un método tradicional de gestión. Sin embargo, su proceso de desarrollo muestra importantes diferencias. Algunos de los pasos que emplea la técnica Agile durante la ejecución de un plan de empresa son:

  • Establecimiento de objetivos: cada proyecto tiene unos objetivos concretos. En el caso de Agile, estos tendrán prioridad frente a los objetivos parciales o de fases intermedias, por los que el líder del proyecto apenas deberá preocuparse.
  • Definición del grupo: los proyectos deben estar en manos de un grupo cualificado y en sintonía con los objetivos de la empresa. El líder del proyecto es el que les nombra y delega en ellos responsabilidades parciales dentro del conjunto del plan. Si bien la figura del líder no debe perder contacto con ellos, la idea es que cada persona sea responsable de sus tareas.
  • El líder no vigilante: la diferencia más importante de la técnica Agile con otros métodos está en el papel del líder del proyecto, que pasa de ser un vigilante permanente de las labores a centrarse en el objetivo primordial de la estrategia. Esto le resta presión en el desarrollo del plan y le permite ver eventuales incidencias o situaciones a mediano o largo plazo que puedan presentarse.
  • Cercanía: sin embargo, eso no implica que pierda cercanía con las personas que tiene a su cargo. Aunque no incida directamente en cada fase del proyecto, el líder debe alimentar valores como la responsabilidad y la eficiencia, empleando estrategias de motivación de cara a la meta establecida.

¿Cómo medir la eficiencia en cada etapa del proyecto?

Además, la técnica Agile también propone tres herramientas para realizar un seguimiento eficaz a cada una de las fases del plan:

  • Diagrama de Burn: mide el esfuerzo del proyecto frente al tiempo de ejecución. Es una opción más descriptiva que el diagrama de Gantt.
  • Reuniones: a diferencia de los métodos tradicionales de gestión, el líder de un proyecto Agile no programa reuniones largas ni con muchos participantes. Por el contrario, se limita a acordar citas cortas con cada participante del proyecto y obtiene información rápida sobre los avances del mismo. Busca información nueva, mas no incidir en las tareas.
  • Los resultados: el cliente no espera hasta la finalización del proyecto, tal como sucede en otros métodos de gestión. Con la técnica Agile, está involucrado desde el inicio del mismo y participa en las reuniones y en la toma de decisiones. El líder del plan es su principal contacto.
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