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Envases activos, conectados e inteligentes

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La paciencia es una de las virtudes que hemos vuelto a incorporar en nuestros hábitos, como producto de la Pandemia del COVID-19.


Hasta antes del mes de marzo de 2020, cientos de miles de personas habían hecho uso del comercio electrónico y estaban a la espera de recibir sus productos. Algunas de esas mercancías tenían relación con el mundo de la moda, otras eran tecnológicas, algunos productos venían en formato papel, mientras que otros eran medicamentos, y siempre está aquel que esperaba un consumible perecedero o que debía guardar cierta cadena de frío.


Luego del anuncio de la Organización Mundial de la Salud sobre la pandemia del SARS-CoV-2 y la recomendación del aislamiento social, que terminó siendo obligatorio, todos los pedidos quedaron demorados hasta la reactivación de las cadenas de suministros.


Aquellos productos que no dependían de las condiciones ambientales y de conservación, y que no eran perecederos, continuaron con su uso y consumo, una vez en manos del cliente. ¿Pero qué pasó con aquellos medicamentos, bebidas y productos alimenticios que debían ser conservados bajo condiciones de humedad, temperatura, y que además tenían que respetar un tiempo para ser consumidos? ¿Cómo comprobar que la cadena de frío no habría sufrido alteraciones? ¿Cómo evidenciar si el producto había sido sometido a temperaturas extremas? ¿Cómo saber que el packaging no había sufrido daños minúsculos que comprometan la calidad del contenido?


Los envases inteligentes aún siguen siendo una variable poco explotada. Repasemos algunos conceptos y variantes:


Etiquetas Inteligentes: Con la Realidad Aumentada (AR, por sus siglas en inglés de Augmented Reality), se puede contar historias en las etiquetas del producto con el fin de generar un atractivo comercial. También es posible utilizarla a modo de guía del usuario, superponiendo imágenes e instrucciones holográficas para orientar a las personas sobre cómo manipular el producto y/o ensamblarlo, si fuera para armar. Pero también puede contar cómo ha sido el proceso logístico desde que salió de la fábrica hasta que llegó a las manos del cliente, o bien su estado actual de conservación mediante indicadores y hologramas.


Envases Activos: En uno de nuestros post hemos analizado los beneficios de los envases activos e inteligentes (A&IP – Active and Intelligent Packaging), que van desde la protección de la marca ante las falsificaciones y hurtos, hasta la seguridad de conservación de los productos a lo largo de la cadena de suministro. A diferencia de los envases inteligentes, estos interactúan con los productos que contienen para aumentar su vida útil. Pueden incorporar aditivos en el interior de los envases que se liberen en el momento preciso para, por ejemplo, absorber humedad y evitar la proliferación de bacterias en los alimentos.


La combinación de ambos conceptos da lugar a un nuevo tipo de packaging: Los Envases Activos e Inteligentes. Estos envases son capaces de combinar los beneficios de ambos conceptos y que, si se los conecta por medio de la Internet de las Cosas, se obtiene un potencial inimaginable.


Desde el punto de vista del consumidor, al recibir el producto, tiene la certeza de que ha cumplido con todos los parámetros de calidad, desde la fabricación, el almacenaje y el transporte hasta llegar a sus manos. Además, no sólo contará con la historia del producto, las utilidades y los beneficios de la marca, sino que también tendrá el instructivo de armado, montaje, consejos de manipulación y toda la información necesaria sobre la disposición final de los residuos que genere.


Paralelamente, desde la óptica de la empresa, también tendrá todos los datos de la supply chain, pero además podrá recabar datos sobre el proceso de manipulación y montaje del producto, y de los usos que el cliente pueda darle a lo largo de toda la vida útil.


Es tiempo de dar curso y comenzar a invertir en una de las variables que mayor cantidad de información de la cadena de suministros genera: el Smart Packaging.