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Habilidades Blandas de un Líder: lo que hay que saber

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Las personas que estamos laboralmente activas,  no importa la edad que tengamos, ni el cargo que ocupemos, estamos empezando a pedir en nuestras organizaciones, que se nos escuche, que se trabaje para ofrecernos un clima laboral agradable y que entre los objetivos de la empresa esté el desarrollo de nuestra carrera profesional  y nuestro bienestar (equilibrio entre trabajo y vida social) para poder dar lo mejor de nosotros mismos.

Los profesionales más jóvenes son los que lo tienen más claro y lo expresan sin tapujos. Y esto está poniendo en un brete a muchos mandos (líderes) formados en otra época porque no tienen claro cómo afrontar estas demandas y qué tipo de competencias y/o habilidades deberían desarrollar para dar respuesta a las demandas del trabajador de esta nueva era.

Para entender de qué hablamos, definamos brevemente Habilidades Blandas o Soft Skills:

“Son esas características y competencias personales que nos permiten generar mejores relaciones interpersonales. Siempre están asociadas al comportamiento de la persona (en este caso el líder) para relacionarse con sus colaboradores e incluso puntos tan sencillos cómo: buenos modales, buen trato, escucha activa, capacidad para inspirar, empatía, capacidad para colaborar  y negociar con sus equipos de trabajo.

Según relevamientos realizados por varias consultoras especializadas en Gestión de las Personas, Gestión del Cambio y Clima laboral, la competencia más buscada en 2018 por las empresas, a la hora de contratar un líder es su “capacidad para trabajar en equipo”: inspirando y no bajando línea. Personas capaces de dejar su ego de lado para colaborar con el equipo de trabajo. Personas capaces de trabajar en su “inteligencia emocional” para aceptar que “los problemas personales no se pueden dejar en la puerta de la oficina”. Y personas que estén dispuestas a ser evaluadas por sus colaboradores, para que ellos mismos le señalen cuáles son sus puntos de mejora a trabajar.

De un buen líder se espera que, sean cuales sean las circunstancias, el mercado global en general o de la empresa en particular, sea capaz de mantener a su gente incentivada  para que cada integrante esté dispuesto a mejorar su desempeño; inspirada para pueda encontrar soluciones creativos ante los problemas cotidianos que se presenten.

Y para que esto suceda, antes el líder habrá tenido que ganarse la confianza de su equipo: ser reconocido como tal (como líder) no por su cargo jerárquico (es el Jefe), sino porque los ayuda a desarrollarse y crecer y vale la pena seguirlo.

Como en otras áreas, siempre se ha especulado sobre las habilidades blandas en relación a sí, se nace con ellas o se pueden adquirir (¿vendedor se nace o se hace? ¿Emprendedor se nace o se hace?).

A esta altura ya todos sabemos que todo se puede aprender! Algunos lo tendrán más fácil por sus propias características personales, pero lo cierto es que todos podemos aprender a desarrollar nuestra inteligencia emocional, para adquirir esas habilidades blandas que nos permiten aprender a escuchar realmente (empatía) y dar feedback para ayudar a las personas a crecer, mejorar y desarrollarse.

Hay varias opciones a las que cualquier líder puede acceder para trabajar sobre sus competencias blandas (no alcanza  con leer sobre el tema porque estas habilidades se aprenden en “gerundio”: escuchando, asimilando y practicando).

Se trata de buscar ayuda en el Coaching, Mentoring, Consultores especializados en el desarrollo de la inteligencia emocional o asistir a talleres vivenciales sobre la temática donde además se interactúa  con otros y eso acelera el proceso de incorporación de la habilidad.

Muchas empresas se ocupan directamente de contratar  profesionales, capacitaciones y talleres in house para que todo su personal jerárquico participe.

Según un relevamiento realizado por LinkedIn en 2018 a través de las personas que cambiaron de trabajo las soft skills más demandas fueron:

Buena Comunicación – Buena organización – Trabajo en equipo – Pensamiento crítico – Puntualidad – Sociable –Pensamiento creativo – Habilidades interpersonales de comunicación – Facilidad de adaptación (a la cultura de la empresa) – Personalidad amigable.

Para finalizar, las habilidades de comunicación (con la otra persona) y el trabajo en equipo son las dos habilidades clave, para que todo lo demás suceda. Por tanto, no se trata de  ni de tiempo, ni de dinero, ni de capacidad, sino simplemente de voluntad.