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Imagen corporativa: la marca tras la crisis

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La imagen corporativa del negocio ha podido sufrir en los últimos meses. Quizás las marcas de la empresa han visto menoscabada su relevancia, o tal vez, la priorización de otros asuntos ha hecho que se perdiera autenticidad en las comunicaciones de marketing. En algunos casos, habrá que enfrentarse a un problema de pérdida de credibilidad.

Más allá de modificar los colores del logo o la fuente utilizada en la web, puede que sea preciso plantearse un proceso de rebranding.

Al fin y al cabo, más que un simple nombre, término, diseño o símbolo, una marca es el sentimiento reconocible que evoca un producto o negocio y, por tanto, vive en la mente de todos los que la experimentan: empleados, inversores, medios de comunicación y, claro, también clientes.

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Para mantenerse competitivo durante la era COVID-19, un momento de constante evolución y aprendizaje, la imagen corporativa que se desprende de la marca debe ser capaz de evolucionar en respuesta a los deseos y necesidades cambiantes de la sociedad y del consumidor.

Objetivos a alcanzar con el cambio de imagen corporativa

Antes de entrar en los aspectos creativos del cambio de imagen corporativa, conviene fijar objetivos tangibles y prácticos sobre el lugar al que se desea llevar al negocio durante y después del COVID-19.

La marca y estas metas siempre deben estar alineadas, algo que resulta especialmente crítico en tiempos complicados, como los que vivimos. Habría que asegurarse de alinear el destino hacia dónde se dirige el negocio con los recursos disponibles y lo que se necesita para llegar allí.

Los objetivos concretos también pueden ayudar a tomar decisiones estratégicas acertadas a lo largo de todo el proceso. Ya que, puede ser que en los últimos meses se haya continuado ofreciendo los productos y servicios más comunes. Pero tal vez también se haya constatado que las necesidades de los clientes han cambiado y eso obliga a adquirir nuevas capacidades, adaptarse y escuchar la voz del cliente.

Para ganar en ajuste es buena idea preguntarse:

  • ¿Puede ser necesario cambiar el nombre de los servicios existentes o estos mismos?
  • ¿Cuáles son los objetivos de la adaptación de la imagen corporativa a los nuevos tiempos?
  • En el proceso de rebranding, ¿cómo se atenderá mejor a los clientes existentes?

Conviene ser capaz de encontrar respuesta a estas cuestiones antes de continuar adelante con el proceso de ajuste de la imagen corporativa.

Los valores de la marca

El hecho de que el tono de las comunicaciones y la imagen corporativa del negocio estén en transición no significa que se deban eliminar los valores fundamentales con los que se identifican los clientes. De hecho, probablemente no debería hacerse, ya que eso es claramente con lo que se conectan los consumidores.

Lo que sí es recomendable es comunicar a la base de clientes existente que todos los principios fundamentales del negocio permanecerán intactos mientras, simplemente, se hace un esfuerzo evolutivo que permitirá brindarles un mejor servicio.

Antes de ejecutar el cambio, es importante dedicar tiempo a reunirse con las principales partes interesadas, los principales clientes o las personas importantes dentro de la organización para volver a conectarse con los valores de marca que seguirán siendo el núcleo del negocio. En el proceso de actualización o ajuste de la imagen corporativa, es preciso asegurarse de que todos estén en sintonía sobre cómo estos valores de marca se incorporarán.

De forma complementaria, se pueden utilizar los comentarios y encuestas lanzadas a los clientes para obtener una imagen clara de cómo se ven la comunicación y la conexión ideales para ellos. Con esta información en mente, es más fácil planificar los mensajes y anuncios en consecuencia.

En general, los consumidores están más inclinados a ser leales a una marca cuando su primera experiencia o interacción con esa marca es positiva. Tenerles en cuenta en el proceso de cambio o actualización de la imagen corporativa aumenta las probabilidades de éxito.

No hay que olvidar que, con los objetivos correctos, una fuerte conexión con los valores de marca y un buen plan de comunicación, el cambio de imagen corporativa y de marca puede ayudar al negocio a reconectarse con clientes pasados, presentes y futuros mientras satisface mejor sus necesidades cambiantes.

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